«A mí no me grita nadie», dijo el peón, y mató a su patrón de un escopetazo
Alberto Bonifacio Martínez y Jorge Pizarro Costa Paz, tenían una relación tirante desde hace tres años. «El único que me ha gritado ha sido mi padre y se murió hace 50 años. Yo soy una persona mayor y a mí no me grita nadie«, le dijo Martínez, peón de un campo, y mató de un escopetazo a su patrón.
La tragedia se desató después de una discusión. La víctima fue identificada comoMarcos Pizarro Costa Paz, de 38 años, oriundo de la Capital Federal y cuya esposa estaba a punto de dar a luz, quien se encontraba en el lugar para retirar el ganado ya que al día siguiente se le vencía el contrato de arrendamiento.
El hecho ocurrió el miércoles en el establecimiento rural «El Micheo», ubicado en el sector del Cuartel XIV, a unos 15 kilómetros de la localidad de Juan E. Barra, según informó el jefe de la Policía Comunal chavense, comisario José Luis Agüero.
Según las fuentes, se produjo una discusión entre Pizarro Costa y el empleado Bonifacio Martínez, de 72 años, quien luego caminó unos 50 metros a hasta su casa, tomó una escopeta y volvió para dispararle, causándole la muerte.
«A mí no me vas a gritar, yo podría ser tu padre«, le dijo Martínez antes de tirar, dijeron fuentes del caso. Según testigos, la víctima se había dirigido en forma «despectiva» a Martínez antes de producirse el trágico desenlace.
Pizarro Costa había arrendado el campo durante tres años, pero como se le vencía el contrato había ido con varios camiones para retirar la hacienda.
En tanto, el empleado llevaba unos 30 años trabajando en el lugar y vivía allí con su mujer.
Agüero indicó que el detenido, quien fue alojado en la comisaría primera de Tres Arroyos,no tenía antecedentes y agregó que el hecho causó conmoción en la pequeña localidad de Juan E. Barra, que cuenta con poco más de cien habitantes.
El fiscal Gabriel Lopazzo citó a declarar a cinco camioneros que fueron testigos del homicidio, ya que ocurrió cuando cargaban el ganado en la manga.
Los testigos del crimen aseguran que Martínez, de 72 años, «soportaba un trato altanero por parte del patrón que le había tocado en El Micheo«, el campo que cuidaba desde hacía 20 años en el cuartel XIV del distrito de Adolfo Gonzales Chaves, según publica La Voz del Pueblo, de Tres Arroyos.
«Le voy a pegar un tiro», habría amenazado el puestero Martínez. La escuchó sólo uno de los cinco transportistas que habían ido al campo a buscar la hacienda. Enseguida, el peón caminó 50 metros hasta su casa: tomó una escopeta doble caño calibre 28, y volvió a la manga, donde estaban cargando el ganado de su patrón.
Pizarro Costa Paz murió cuando lo trasladaba una ambulancia a un centro de salud. Sus restos fueron sepultados el viernes en el Cementerio de la Recoleta
«Martínez, vamos», intentó apaciguar la víctima, integrante de una tradicional familia de Buenos Aires que posee más de mil hectáreas de campo en Ayacucho. Pero ni bien lanzó esas palabras recibió como respuesta un disparo en el cuello.
Aquella tarde, Pizarro Costa Paz había ido a buscar la hacienda con cinco camiones, porque el contrato de arrendamiento del campo se vencía al día siguiente. Había trabajado tres años en el lugar.
Pero el peón Martínez, que vivía solo en el mismo puesto desde hacía 30 años -su esposa tiene una casa en la vecina localidad de San Cayetano- discutió fuerte y terminó de la peor forma. Ya lo habían hecho en otras oportunidades, según los testimonios recogidos en la Fiscalía.
Se entregó sin oponer resistencia
Según contaron los testigos, Martínez, después de disparar, no dijo ni una palabra. Se dio vuelta y caminó hasta su casa. Allí dejó la escopeta arriba de una mesa y esperó a que llegara la Policía, ante la que se entregó sin resistirse.
Lo detuvieron y fue trasladado a la comisaría primera de Tres Arroyos y el jueves fue llevado a la UFI N° 6, en Hipólito Yrigoyen 175. Sin embargo, allí se negó a declarar, aunque quedó acusado formalmente de «homicidio».
Según publicó Clarín, fuentes de la investigación dijeron que se trata de un hombre «primitivo, que no sabe leer ni escribir«. El asesinato causó una gran conmoción en la zona, porque lo consideraban «un tipo tranquilo» y porque nunca había tenido antecedentes violentos.
Josefina, la esposa de Pizarro Costa Paz, está embarazada de casi nueve meses y a fin de enero está previsto que nazca su cuarto varón.
El hombre tenía un negocio familiar vinculado a la actividad agrícola y ganadera. Hace unos años con su familia habían vendido un campo en Azul y comprado otro en Ayacucho, aunque trabajaban también en otras zonas de la provincia de Buenos Aires.
Sus restos fueron sepultados en el Cementerio de la Recoleta, después de una misa realizada pasado el mediodía en la Basílica de Nuestra Señora del Pilar. (Fuente Infobae)