«Voy a Ushuaia a estar con mi hijo, quiero que me entierren en la nieve»
Tomas Sanchez es un jinete que partió desde Casilda en la provincia de Santa Fe para llegar, estima, en un año a Ushuaia donde vive su hijo al que pasó sin ver 26 años. Ahora que se produjo el encuentro y estando el solo, voy a terminar mis días al sur porque quiero que me entierren en la nieve, fueron sus palabras al ser consultado por Distrito Interior a la vera de la ruta 33 en la balanza a pocos metros del aero club donde hizo un alto para luego continuar hacia la ciudad donde pasará la noche, alimentará sus animales.
Partió desde la ciudad santafesina el mismo día que se produjo el histórico eclipse, a las 20:30, recuerda, acompañado además por cinco perros los cuales cumplen cada uno una función, sobre todo la de cuidarme y cuidarlos porque ellos no entienden de propiedades privadas y esas cosas, se sonríe.
Emocionado en más de una oportunidad cotó que el caballo es un regalo para su nieta y éste tiene que llegar bien y antes que él, por lo tanto no hacen más de 25 kilómetros por día, para evitarle fatigas.
A la madre de su hijo por el que emprendió este largo viaje la conoció en Rosario, luego se mudaron al sur y al separarse el matrimonio por esas cosas de la vida (que las explicó detalladamente pero no vienen al caso) no volvió a estar con el entonces pequeño hasta ahora.
El tiempo transcurrido hizo que el hombre formara una nueva familia de la que se despidió por esta causa; «luego de dejarles todo lo necesario para la vida, me marché», explicó.
A medida que avanza lento por la ruta se va encontrando con vecinos que le tienden una mano y lo ayudan en el largo y a veces penoso viaje, más allá que fue planificado, permitiéndole hacer mas llevadero el andar.
Su historia que es una mezcla de drama con poesía no puede ser imaginada si no se cruzan unas palabras con Tomas que a simple vista, parece un hombre de algún campo cercano que se dirige a algún lote acompañado por sus perros; sin embargo su imagen poco tiene que ver con su presente.
Sin dramatismos, pero sensibilizado por la experiencia y la razón que lo impulsa, este argentino sabe que de a poco y necesariamente muy despacio, se va acercando a su destino (en el más amplio sentido de la palabra) como dejando una enseñanza para quien la quiera tomar.