COLUMNA DE OPINIÓN: UCR furgón de cola del PRO (escribe Enrique Minervino *)
Entre los radicales siempre existió una dosis de antiperonismo que históricamente los hizo rechazar todo lo que provenía del movimiento de masas más importante de la Argentina. Esto constituyó una actitud inexplicable porque tanto radicalismo y peronismo son expresiones políticas que representan al mismo sector social, los trabajadores.
Durante el periodo kirchnerista, la UCR expresó sus posturas en contra de las políticas públicas llevadas adelante por aquel gobierno. Algunos dijimos que era una oposición “boba” porque esas políticas estaban más cercanas al pensamiento radical que las que hoy ejecutan sus aliados. Pero sus dirigentes fueron ganados por ese incomprensible odio antiperonista que no les permitió ver los logros y conquistas de un gobierno popular mucho más cercano a su esencia que el que hoy integran.
En Gualeguaychú la UCR aprobó su alianza con el vecinal partido de ultraderecha PRO del entonces procesado Mauricio Macri, y rompió la tradición nacional y popular que había tenido a lo largo de su historia. Federico Storani junto a Ernesto Sanz, Mario Negri y Gerardo Morales entre otros, fueron los artífices de esta alianza consumada con la más rancia y corrupta oligarquía argentina. Storani era el mismo que en su juventud decía que en Argentina hay una “contradicción fundamental” porque existen dos polos económicos “política y económicamente irreconciliables”: el pueblo y el antipueblo. Obviamente ubicaba al radicalismo como la expresión política del pueblo.
Por aquellos años muchos radicales siguieron a Fredy quien era líder de la combativa Franja Morada y miembro de la Junta Coordinadora Nacional de la Juventud Radical, agrupaciones que fueron pilares en la fundación del Movimiento de Renovación y Cambio liderado por Raúl Alfonsín. Hoy Fredy dejó de lado aquellos ideales y junto a la dirigencia actual de la UCR justifica la alianza con la derecha repitiendo una serie de absurdas frases hechas como que con Cristina “íbamos camino a Venezuela”, que “peligraba la República” o que “no podían dejar que continuara el populismo corrupto”. Resulta patético e increíble que tipos con una excelente formación académica repitan esas estupideces creadas para denostar a los gobiernos populares. Pero los radicales sin ninguna razón sólida y fundada, adoptaron estos slogans vacíos de contenido para convalidar su presencia en Cambiemos.
Hoy la UCR, en el triste papel que le asignaron en la alianza de gobierno, es el furgón de cola de la derecha más corrupta y antirrepublicana de los 35 años de democracia y son cómplices de este modelo de exclusión y pobreza que azota a la Argentina. Sus reclamos se limitan a pedir cargos, ya que el Pro literalmente los “ninguneó” durante estos tres años. Ahora también parece que se dieron cuenta que el rumbo económico del macrismo es un desastre y algunos reclaman la reactivación del consumo, y suba de salarios y jubilaciones. Unos genios. Es lo que hizo el kirchnerismo durante su gobierno muchachos. Y que ustedes se opusieron sistemática e irresponsablemente. Ahora también se dieron cuenta que “no son consultados” para las decisiones del gobierno. Pero jamás dijeron algo sobre la aplicación de las políticas neoliberales que el PRO viene aplicando durante todo este tiempo. Solo reclaman cargos. Porque los ganó el odio y sobre todo el “carguismo”, como llama Leopoldo Moreau a esa pretensión de los radicales a ocupar cargos públicos, en vez de preocuparse por las políticas neoliberales de Cambiemos que nada tienen que ver con la esencia ideológica del radicalismo.
La UCR le regaló su estructura al PRO para garantizarle el triunfo a nivel nacional y permitir que por primera vez la oligarquía más totalitaria acceda al gobierno mediante elecciones. Y en otra irresponsabilidad, avaló todas las tropelías cometidas por el peor gobierno de la historia argentina como consecuencia de sus devastadoras políticas neoliberales, su ineficiencia y su corrupción estructural. A contramano de lo que dice su gloriosa marcha, se rompió, se dobló y se hizo mil pedazos.
A 10 años de la muerte de Raúl Alfonsín conviene recordar algunos de sus dichos: “Si la sociedad se hubiese derechizado, lo que la UCR debe hacer en todo caso es prepararse para perder elecciones, pero nunca para hacerse conservadora». Poco antes de su muerte expresó: «La concertación que queremos hacer tiene límites; no podemos aliarnos con la derecha. La derecha es Macri y no podemos traicionar nuestros principios». Algunos lo entendimos. La UCR de hoy, no.
(*) Enrique Minervino, profesor jubilado, residente en Germania, partido de Gral. Pinto (B).