Tomas Penacino le dijo adiós a «El Aguacero», uno de los medios del interior del distrito
Si bien la baja se da en el formato papel y al menos por lo que resta del año, aclara, no deja de ser una noticia lamentable para los tiempos que corren, sobre todo donde los pueblos, como el caso de Bunge desde donde se emitía el periódico y resto del distrito donde se lo recepcionaba.
Tomas explicó en una nota que publicamos a continuación los motivos que lo llevaron a tomar esa decisión, analizando el contexto actual y cómo es en los tiempos que corren sostener un medio de comunicación tradicional.
Queridos amigos: Luego de meditarlo durante un tiempo y especialmente este fin de semana, he decidido no continuar con la edición en papel de “El Aguacero”, al menos por este año.
Ha sido para mí una aventura enriquecedora, donde descubrí, a través de cerca de decenas de reportajes, a personas maravillosas. Pude acompañar momentos felices y también muy tristes, en la vida de nuestras comunidades.
Varias son las razones por las cuales no puedo seguir y la principal es el tiempo que me lleva, estar en todos los eventos que se realizan en Bunge, principalmente; el no haber podido dar en mi pueblo con quien se sumara a la tarea de cubrir notas y redactarlas. Esto implicó larguísimas horas sentado en la computadora, resintiendo mi salud.
Por otra parte, vendrá bien un descanso, porque la gente así parece quererlo. Desde 2015 hasta la fecha, “El Aguacero” tiene 200 lectores menos; la situación económica reinante ha llevado que varios anunciantes se han dado de baja, algo que considero lógico. Costó conseguir a veces información; no se ha hecho carne en 7 años en algunas instituciones de Bunge (y también en particulares), que había un medio escrito de comunicación y como consecuencia, no nos ha llegado siempre la noticia de tal o cual sucedido. Por otra parte, el recurso de sacarlo bimestralmente desde 2018, hizo que, salvo las notas “atemporales” como los reportajes, la información quedara demasiado atrás (trae “noticias viejas” le decían a alguna canillita).
Debo agradecer a los anunciantes que desde el segundo número (el 1° salió sin publicidad) me han acompañado; a los colaboradores, ya sea como columnistas ocasionales o como corresponsales; a los canillitas que han ido puerta por puerta, llevando el periódico; a “Jarri” que durante más de 40 números, hizo que el diario se empezara a leer desde la última página; a Agustina Fogliatto que enalteció la publicación con la diagramación de publicidades; a Juan Sáenz Cavia que se encargó de diagramar, con alto sentido profesional, la mitad de diario (porque era lo que podíamos pagar, al no contar jamás en 76 números, con algo de la pauta oficial); a “Tini” García y la muy buena calidad de impresión y por supuesto a los fieles lectores. Me consta que no son pocos los han coleccionado hasta hoy, todos los números.
Hay otra razón muy poderosa por la cual interrumpo la labor periodística: Mi servicio a la Iglesia como diácono, me está reclamando más tiempo disponible a la misión, a estar más cerca de los enfermos, de los que sufren y especialmente en la labor de acompañamiento desde Caritas diocesana, a las Caritas de la zona, por pedido de mi obispo, para estar apuntalando los quehaceres en favor de los más humildes. También mi participación en La Mano Tendida en Bunge, me reclama una mayor cuota de atención, en este momento en que se llevan a cabo realizaciones importantes. También será momento de no postergar más a los míos, como ha sucedido, por coincidir algún acontecimiento familiar, los días de cierre de edición o la necesidad de tener que cubrir algún evento.
Sé que junto con ustedes hemos escrito durante algo más de 7 años, la historia lugareña y estoy feliz de haberlo logrado. No descarto que en un tiempo futuro, pueda anunciarles que estamos de vuelta “sembrando la Verdad para que florezca la Vida”.
Pido vuestra comprensión y reitero mi gratitud por el acompañamiento desde aquel 8 de septiembre de 2011, cuando nació “El Aguacero”.