La leyenda de la tormenta de Santa Rosa
Isabel Flores de Oliva (1586 – 1617) era una niña muy bella por lo que su madre la llamaba Rosa y fue beatificada con ese nombre por el Papa Clemente IX . Según la historia, en 1615 y ante la proximidad de una flota holandesa que había atacado el puerto de El Callao, frente a las costas de Perú, la autoridad eclesiástica dispuso que se elevaran rezos en todos los monasterios. Al acercarse los navíos, cundió el pánico y el desconcierto en la población. En esa situación, Isabel elevó sus súplicas al cielo y muy pronto se desató una furiosa tormenta que impidió el desembarco y la ciudad quedó a salvo.
A raíz de esta historia, a nivel popular, cerca de cada 30 de agosto, se suele esperar la ocurrencia de una fuerte tormenta a la que se denomina comúnmente «Tormenta de Santa Rosa», en coincidencia con la festividad de Santa Rosa de Lima, Patrona de la Iglesia Católica de Lima. Existe la creencia de que se trata de una de las peores tormentas del año.
Durante el invierno no suelen ocurrir tormentas dado que, para su desarrollo, se requieren ciertas condiciones atmosféricas y energéticas que son propias de la primavera y verano. Sin embargo, ya a fines de agosto, aumenta la disponibilidad de energía, lo cual produce importantes cambios en la circulación atmosférica, que pueden generar tormentas al final del invierno, en fechas cercanas al 30 de agosto. Si bien popularmente se espera que la tormenta de Santa Rosa sea más fuerte que cualquier otra, esto no tiene porqué ser así.
Analizando la ocurrencia de tormentas en Buenos Aires entre 1906 y 2017, en las fecha cercanas al 30 de agosto, se encontró que solo el 55% de los casos produjeron tormentas y no todas estuvieron asociadas a fuertes lluvias. Sólo 9 de ellos, fueron el día 30.
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