Una familia venezolana llegó a Gral. Villegas escapando del hambre

Así lo expresa Felicia del Carmen Piña, quien junto a cuatro familiares, Marcos Piña uno de sus hijos, Joexys Alvarado una de sus hijas (foto), el esposo de ésta y una sobrina junto a su mamá llegaron a nuestra ciudad luego de 8 días de viaje por tierra.

Su relato contundente y desgarrador muestra la extrema situación de un país que se está consumiendo a si mismo por la falta de alimentos y medicamentos, como las ausencias más notables de elementos excluyentes para cualquier comunidad.

A ello le antecedió la falta de trabajo como uno de los primeros síntomas desmoronamiento de un país que fue muy bueno en otra época, sintetizan.

Esta parte de su familia estuvo cuatro meses en Ecuador donde la situación fue un poco más aliviada aunque no encontraron allí las posibilidades suficientes para superar su crisis.

El vínculo de Rafael Liendo, esposo de Felicia, entrenador de boxeo del Chino Maidana y en los últimos años de Lucas Carranza hicieron que el villeguense los albergue por uno tiempo en su vivienda.

Así fue que luego de 8 días de viaje en micro llegaran a este destino que los encuentra recuperándose de un duro golpe del destino o la mala política de su país y estén en plena etapa de reacomodamiento y organización, tratando, entre otras cosas de encontrar un trabajo que les permita alquilar una vivienda sin importar las comodidades para iniciar la «restauración».

Somos conscientes que debemos buscar un lugar, la casa es pequeña y además hay una familia en ella que necesita de sus tiempos y su privacidad, comentan.

Cada pregunta realizada tiene una respuesta que duele, llena de sentimiento y angustia por su Patria que se desangra sin miras de cambio por el momento.

Hablaron del reciente triunfo de Maduro, el misterio del destino del petróleo de Venezuela que sería una fuente inagotable de recursos y más simple pero tan difícil de comprender como lo anterior, ¿por qué tanta desidia por el pueblo hasta ponerlo en la necesidad de huir por hambre?.

Felicia dejó atrás una hermosa casa y un estándar de vida que aquí se considera de clase media acomodada, sin importar lo que suceda con el inmueble que por el momento ocupa la parte de la familia que quedó en aquella tierra.

Les dije que vendan lo que puedan y dejen todo, que se salven, que se vayan, que quizá algún día volveremos; relata exhausta emocionalmente con los ojos llenos de lágrimas y la voz cortada.

Su historia es igual a la de muchos, a la de tantos que solo buscan, en principio, comer dignamente, clara muestra del extremo estado al que ha llegado esa nación que hoy nos toca de cerca, tan cerca que esta realidad ya golpea nuestras puertas.