DE INTERÉS GENERAL: Habló la madre de uno de los menores cuyos nombres han sido noticia últimamente
Ester, el segundo nombre de la mujer, decidió salir a la sociedad a contar su experiencia luego que una simple pregunta como es ¿dónde están los padres o qué hacen los padres de estos jóvenes? la movilizara, pero a la vez, sugerir la puesta en marcha de un espacio capaz de contener a adolescentes que atraviesan algún tipo de inconveniente con las adicciones.
Comenzó aclarando que está lejos de victimizarse o esperar que el Estado le soluciones este serio inconveniente; por el contrario, asume su rol de madre que debe acompañar a su hijo en este difícil proceso que han decidido enfrentar.
A su hijo de 16 años lo describe como alguien a quien le cuesta controlar su ira y desde allí parte el problema; consumidor principalmente de alcohol y luego otras sustancias, como la marihuana y la inalación de pegamento.
Cuando se la consulta por la detección de es adicción y su intervención «tardía» Ester hace un mea culpa diciendo que admite haber estado ausente, dedicada a trabajar con el único fin de que a sus hijos no les falte nada; a su vez se muestra sorprendida porque el resto de los hermanos de este hijo no tienen conductas o «debilidades» similares a pesar de que todos han crecido, con la lógica diferencia de algunos años, bajo el mismo techo y condiciones.
La junta, especialmente y el entorno en que vivimos pueden tener que ver, sostiene.
La familia vive en el corazón del barrio Trocha, ella lo hace sin su pareja, el padre de los hijos del que está separada hace unos años. Allí este hijo tuvo un serio inconveniente con un vecino mayor, lo que motivó a que actualmente estuviera parte de su tiempo en la casa de un familiar en otro lugar de la ciudad, ademas de concurrir a un espacio estatal con la intervención del Servicio Local.
Si viene nuevamente temo una recaída y que vuelva a tener problemas, sostiene angustiada, al tiempo que aclara no tener inconveniente alguno más allá de lo ocurrido oportunamente con la gente que hirió a su hijo, por otra parte, destaca el acompañamiento del Servicio local, pero sabe que eso durará un tiempo más hasta que el adolescente sea mayor de edad y es solo un paliativo al serio problema que atraviesan.
Mi hijo se aburre fácilmente y pocas cosas lo motivan, describe y es allí donde sugiere la necesidad de un espacio de contención para jóvenes con estas características capaz de permitirles no solamente tener la mente ocupada, sino permitirles generar algún ingreso por mínimo que sea; por ejemplo talleres que les enseñen un oficio.
Su condición de menor y los antecedentes que ha generado dificultan cualquier posibilidad de que alguien le de trabajo, explica.
Hoy el menor concurre a la escuela, se encuentra medicado y contenido institucional y familiarmente, pero lo hace porque está obligado. Estos chicos quieren estar todo el día en la calle, además en nuestro caso, el padre que no es una mala persona, no está presente en su vida y eso no ayuda, cuenta angustiada, siempre haciéndose cargo de la situación.
Ester que no disimula su angustia, pero tampoco su decisión de luchar por rescatar a su hijo, es consciente del contexto en el que muchos adolescentes se encuentran, en virtud ello, describe que hay en algunos casos hasta tres generaciones de una misma familia que consumen o comercializan algún tipo de drogas y muchos chicos que se encuentran sin poder salir de ese círculo, por el contrario; esta realidad los absorbe cada vez más.
Así como estamos mi hijo representa un peligro para la sociedad y principalmente para él. El riesgo de que suceda cualquier cosa es permanente. Así con contundencia y sin maquillaje lo expone.
Ester cuenta también que lleva mucho tiempo pidiendo una internación en una especie de granja terapéutica, cuando lo logró por algún tiempo, el menor se mostró interesado por la huerta de ese lugar de la que había sido puesto a cargo, pero cuando se da la posibilidad es a algún centro psiquiátrico y rápidamente le dan el alta porque no es lo que su cuadro requiere.
Consultada acerca de un proyecto de Ordenanza que se pretende aprobar en el distrito que sancionaría con multas o tareas comunitarias a los padres de adolescentes que delinquen o causan daños, coincide, aunque aclara que se deben tener en cuenta los casos de manera particular; los adictos y aquellos que lo hacen porque si, no son lo mismo, más allá que el resultado de sus actos si lo sea.
La mujer que «le ha puesto el pecho a las balas» ha librado una batalla que no sabe de tiempos y peor aún, tampoco de resultados; como un grito desesperado (en medio de la calma que transmite al hablar a pesar de todo), no pide que le tiren el carro, sino que la ayuden a empujar. Evidentemente arriba hay muchos adolescentes que lo agradecerán.
Fuerza Ester, no baje los brazos!!!
Hay q tener valor como Ester para dar la cara x su hijo y pedir ayuda. Eso es ser madre.