INFORME: Gral. Villegas entre las ciudades bonaerenses con mayor concentración de arsénico en el agua
La alta presencia de arsénico en el agua bonaerense sigue siendo un tema de preocupación para los habitantes de la provincia. Según los especialistas, la problemática abarca geográficamente a más del 70% del territorio, y los mayores conflictos se dan en las localidades linderas al corredor de la Ruta Nacional 5.
Un mapa que realiza desde hace siete años el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) junto a la ONG NutriRed (www.nutrired.org/tag/mapa-arsenico/) revela que la distribución del arsénico en el agua afecta mayormente al centro, norte y Conurbano bonaerense; aunque tampoco es ajeno al sur y a localidades costeras.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que la presencia de arsénico en el agua sea igual o inferior 0,01 miligramos por litro (mg/l), parámetro que tomó el Código Alimentario Argentino (CAA) en 2007, pero que tras una serie de prórrogas pedidas se sigue sin cumplir en los hechos. El límite anterior en el país era del 0,05 mg/l, nivel que también superan muchas localidades de la provincia.
Las mediciones del ITBA, hechas en distintos años desde 2011 advierten de porcentajes altísimos en localidades como Pergamino (0,053 mg/l); Suipacha (0,154 mg/l); Junín (0,086 mg/l); O”Higgins (0,237 mg/l), en el distrito de Chacabuco; Santos Unzué (0,063 mg/l), en 9 de Julio; Tres Algarrobos (0,055 mg/l), en Carlos Tejedor, y Banderaló (0,348 mg/l), en General Villegas.
Algunos de estos registros fueron tomados del agua de la red, distribuida por el municipio o por empresas, y otros sobre muestras de perforaciones particulares, de viviendas o establecimientos escolares. Vale aclarar que el conflicto del arsénico responde solo a aguas subterráneas por lo que no afecta a ciudades que extraen para el consumo de cursos superficiales; como Capital Federal, La Plata y gran parte del Conurbano, que tienen tomas en el Río de la Plata.
Como solución para los lugares afectados existen hoy “herramientas tecnológicas que dependen eventualmente de si la distribución del agua es en forma centralizada o si es una toma individual en cada domicilio”. “Hay procesos de coagulación/filtración, ósmosis inversa o intercambio iónico, entre otros”, apuntó Stripeikis.
Desde ABSA, la empresa que distribuye agua a 79 distritos del interior, le detallaron a DIB que se construyeron plantas de abatimiento de arsénico en Carlos Casares (para este ese municipio y para Pehuajó) y 9 de Julio. “De acuerdo a registros oficiales tomados en los últimos 40 años, el agua subterránea en esa región presentó deficiencias en la calidad, las cuales fueron superadas mediante la realización de distintas obras”, aseguraron. Asimismo, detallaron sobre avances en dos plantas de ósmosis en las localidades Lincoln y General Villegas, para darle una “solución definitiva a los problemas de calidad en el agua” en esos lugares.
El peligro silencioso
El consumo de manera continua y prolongada de agua que contenga arsénico (algo que no se puede distinguir a simple vista) en cantidades superiores a las recomendadas, puede derivar en una grave enfermedad denominada Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico (Hacre).
“Ese cuadro se manifiesta en problemas de la piel como erupciones, ampollas y descamaciones. También en problemas cardíacos y neurológicos; y eventualmente, en un estadio de más desarrollo de la enfermedad, podría desencadenar en algún tumor”, señaló Stripeikis.