El mejor cansancio es el del trabajo
Nada más sintético y contundente que la frase Felíz Día del Trabajador para cumplir con todos en esta jornada, pero queremos ir más allá; sin ánimo de filosofar de manera elaborada ni que esta breve columna sea el mejor de los mensajes.
Sucede que hoy y especialmente en este tiempo el país muestra con preocupante notoriedad a los argentinos que tenemos trabajo y los que no. Y decimos argentinos porque, más allá que la Argentina constitucionalmente es una nación de brazos abiertos, en los últimos años muchos puestos están en manos de inmigrantes (sin importar la procedencia).
En el imaginario colectivo no está mal, tampoco en la realidad, aunque en esta última, debería haber más control; léase oportunidades para los «locales» que sabido es, no siempre las aceptan, tal vez por la falta de educación, de una cultura del trabajo o quizá por haber crecido en una familia donde abuelo y padre no la tuvieron, etc, etc, etc … el debate debe ser mas serio, profundo y contundente, pero la situación no se puede dejar de mencionar.
El trabajo sea con las manos o la mente, la fuerza o el intelecto, es la mejor manera de dignificar a una persona; puede demostrar y demostrarse de todo lo que es capaz de hacer, dar y recibir.
Trabajo no siempre significa empleo, del mismo modo que esfuerzo no siempre es sacrificio.
En cualquiera de esos conceptos está la oportunidad buscada u ofrecida, creada o encontrada, cedida o construida, porque quien pudo fue porque antes quiso.
Y es ahí, en el sí quiero y sí puedo (salvo inevitables excepciones) donde está el punto de partida, el primer paso de los muchos que vendrán.
Nunca es tarde ni demasiado temprano para ello, tampoco fácil, menos imposible, pero una vez logrado, al llegar la noche comenzará a sentir el mejor cansancio.
Mi marido hace 30 años que es alabrador como su padre y su abuelo tiene el oficio en la sangre es un trabajo duro hay q amar realmente lo q se hace