Los vándalos continúan a la orden del día, otro auto atacado
Su vehículo había sido dañado por desconocidos, al que le arrancaron el espejo del conductor.
«Por suerte el cable con los comandos no fue arrancado y eso hace más fácil la reparación», sostuvo amargada la dueña.
Estos actos, cada vez más frecuentes se repiten a lo largo y ancho de la ciudad, donde vidrieras de comercios, canastos de basura públicos, hasta lunetas de vehículos, son atacados sin razón.
En muchos casos las cámaras permiten identificar a los autores que en su mayoría son menores, sobre los que la Policía ha actuado pero hasta donde la Ley se lo permite.
En el medio de todo este descontrol hay un facto saliente, preocupante y casi excluyente; la indiferencia de los padres de esos vándalos.
A sí estamos, acostumbrándonos y naturalizando (a la fuerza) algo que bajo ningún punto de vista está bien, mientras muchos vecinos, aseguran que no dudarían en actuar si los sorprendiera in fraganti.