Renacer Villegas invita a la ceremonia de encendido de velas
El martes 26 a las 20.30 hs. en la sede de Envión, calle Baiguera y Acceso ruta 33, Renacer Villegas (Grupo de Padres que enfrentan la muerte de sus hijos), invita a las familias, amigos y a toda la comunidad a acompañarlos al encendido de velas, Compartir nuestra luz y la de nuestros hijos, no la desvanece, sino que, por el contrario, la hace crecer, nos enriquece y nos hace más felices.
Ceremonia de encendido de velas – Grupo Renacer
Esta es una historia milenaria que bien podría valer como marco significativo para esta ceremonia.
«… En una oscura caverna se encontraban cien hombres que a causa de las tinieblas nada podían ver. Pasó algún tiempo, y uno de ellos, logró encender una pequeña vela. Pero la luz que daba era tan poca que aun así nada se podía ver. El hombre, sin embargo, compartió su luz con otro, y con otro, y con todos los demás, y entonces aquella luz se hizo radiante, y a todos los iluminó . Uno de los discípulos preguntó a Hu-Song, su maestro: ¿Qué nos enseña, este relato maestro?
Nos enseña que nuestra luz sigue siendo oscuridad si no la compartimos con el prójimo. Si una vela enciende a otra, así pueden llegan a brillar miles de ellas. Compartir nuestra luz no la desvanece, sino que, por el contrario, la hace crecer, nos enriquece y nos hace más felices.
Si quisiésemos ampliar esta explicación del maestro y encontrar la relación con “Renacer” diríamos que recibir la Luz, constituye para nosotros la fuerte exigencia de alimentarla desde el interior, afrontando un destino adverso con fortaleza. Demostramos así a nuestras familias, a nuestros amigos, a nosotros mismos y a la sociedad entera, que es posible sufrir con dignidad.
A veces sería más cómodo no recibir la Luz, “estar ahí” tranquilamente, no alimentar la llama. Sumirnos en el dolor, sin dar batalla. Éstas son las velas apagadas, o bien las llamas desvanecidas, no alimentadas. Tal vez nunca hayan tenido la posibilidad de recibir la luz .Otras, quizás, no miraron a su alrededor para encontrarla.
Nosotros elegimos levantarnos por sobre nuestro dolor y disponer de ellas para iluminar a todos los que pasen por nuestro lado para trascender el sufrimiento.
Debemos darnos cuenta que no puede existir grupo de ayuda mutua alguno sin la presencia del otro ser que sufre — ¿qué clase de grupo sería si yo fuese el único integrante?— Y lo mejor de cada uno es ese amor que aún tenemos para compartir.