El villeguense Ángel Urquiza testificó en un juicio por crímenes de lesa humanidad
Así lo informó la Comisión por la Memoria, la Verdad y la Justicia de General Villegas luego que en el marco del cuarto juicio por crímenes de lesa humanidad llevado a cabo en jurisdicción del V Cuerpo del Ejército durante el Terrorismo de Estado de la última dictadura cívico-militar, el mencionado vecino prestara testimonio mediante una video-conferencia llevada a cabo en la ciudad de Junín.
Este dato fue acompañado por el siguiente informe (textual):
En agosto de 1976 Ángel Urquiza se encontraba trabajando como obrero de la construcción en una obra de desagües cloacales con destino al mar, en un paraje desolado de Ingeniero White, a pocos kilómetros de la ciudad de Bahía Blanca. El 25 de ese mes, el accionar represivo del Terrorismo de Estado le designó un lugar de manera involuntaria, tanto a él como al resto de sus compañeros. Porque ese día no fue una jornada laboral como las habituales, en medio del viento helado que de manera constante les enviaba el mar sin piedad.
Precisamente en las primeras horas de esa mañana de invierno, el encargado de la obra tuvo la sorpresa de su vida, durante su recorrido diario por la cercanía del tendido cloacal, al encontrarse con dos cuerpos maniatados, acribillados a balazos y cubiertos de sangre, a la vera del improvisado camino que habían realizado los camiones de cargas y descargas de material. No dudó un segundo y rápidamente se trasladó a la comisaría de Ingeniero White para notificar el hallazgo, lo que derivó en la llegada de un patrullero al lugar y en la exigencia por parte de la dotación policial de dos testigos entre los obreros que allí se encontraban trabajando, quienes alegaron no haber visto ni escuchado nada extraño.
Ángel Urquiza, como delegado por entonces del gremio de la UOCRA, no dudó y accedió al pedido, acompañado por otro villeguense, el señor Jorge Echarri, ya fallecido. Fue así que ambos tuvieron que acercarse al lugar donde se hallaban los cuerpos, y donde pudieron comprobar con horror el estado de los mismos y la sangre aún fresca escurriéndose por el suelo salitroso. Por la tarde de ese día, tanto Urquiza como Echarri, debieron acudir a la comisaría a firmar un acta en presencia del jefe de la repartición para cumplimentar el trámite policial.
“No nos dejaron leer lo que habíamos firmado y, cuando quisimos indagar alguna noticia sobre el hecho, el comisario nos despidió con estas palabras: No se preocupen, son guerrilleros que se matan entre ellos”, nos narra Ángel Urquiza a más de cuarenta años de aquel suceso. Porque precisamente, ese es el largo tiempo transcurrido desde entonces, hasta que una llamada de teléfono en la casa de Ángel Urquiza, durante el pasado mes diciembre, le sacudió intempestivamente los recuerdos y reavivó el amargor de ese remoto día de su vida. Al otro lado de la línea, una voz joven, integrante de la Unidad Fiscal de Derechos Humanos de Bahía Blanca, le daba a conocer el motivo de la llamada: notificarle que estaban en curso los juicios por crímenes de lesa humanidad ocurridos en el área del V Cuerpo del Ejército Argentino. Le manifestaron el interés del organismo de justicia por saber si aún conservaba los detalles de aquel 25 de agosto de 1976, cuando fueron encontrados los cuerpos asesinados, ya que él figuraba como testigo junto con otra persona.
La respuesta de Ángel no dejó ningún margen de dudas: “Señorita, me acuerdo como si fuera ayer”. De esta manera, Urquiza fue notificado a los pocos días por el Juzgado Federal de Bahía Blanca de que debía presentarse en la ciudad de Junín para dar testimonio. En ese ínterin se enteró de que aquellas víctimas, cuyos cuerpos habían sido entregados en su momento a sus familiares, pertenecían a Ángel Enrique Arrieta y Carlos Oscar Trujillo, el primero delegado gremial de la UOCRA.
“Ante esta situación y reconociendo la importancia de informar todo cuando yo sabía, busqué el apoyo de la comisión local de la Memoria y con uno de sus miembros viajé a Junín, el día de la citación, el 6 de febrero, al Juzgado Federal de aquella ciudad”. Ángel, en la videoconferencia con enlace en la audiencia llevada a cabo por el Tribunal Oral del Juzgado Federal de Bahía Blanca, dio pruebas palpables de que, efectivamente, había guardado en su memoria todo lo referente a aquel día, sobre todo en lo relacionado al estado de las víctimas.
“Los dos estaban maniatados de pies y manos con cintas de persianas de enrollar. Uno de ellos se encontraba tendido boca abajo y con la cabeza totalmente ensangrentada, lo mismo que el otro, aunque éste estaba con la cabeza para arriba, de espalda al suelo y semidesnudo. Por esa razón pude observar las distintas marcas en su pecho, supongo de quemaduras de cigarrillos. Además, agrega Ángel, al estar sin ropa interior vi que los genitales de aquella persona se encontraban totalmente morados e inflamados”. Otro detalle que no le escapó a Urquiza fue que la sangre de los cuerpos aún permanecía fresca: “Aunque si bien no era abundante, por la gravedad de las heridas supongo que gran parte de ella fue absorbida por el suelo totalmente arenoso del lugar”
Los juicios orales por delitos de lesa humanidad, cometidos bajo control operacional del Comando del V Cuerpo de Ejército y la Armada Argentina desde la Base Naval de Puerto Belgrano, continúan su curso con más pruebas testimoniales y hay hasta el momento una totalidad de 18 imputados. También se pudo comprobar que muchas de las víctimas por el Terrorismo de Estado en aquella jurisdicción pasaron por el centro clandestino de detención llamado “La Escuelita”, una edificación antigua ubicada en los fondos del predio del Comando del V Cuerpo. Entre ellas, y por relatos de un testigo, el albañil Ángel Enrique Arrieta, que fue secuestrado en su propia casa cinco días antes de ser asesinado.
La comisión agradece la generosa y amplia predisposición de Ángel Martiniano Urquiza por su testimonio, lo que fortalece el camino de memoria, verdad y justicia.
Las audiencias de los juicios por Delitos de Lesa Humanidad se vienen realizando en la Universidad Nacional del Sur (UNS) con sede en Bahía Blanca y son abiertas. Por lo tanto invitamos a todo aquel que tenga la posibilidad a acercarse, porque como bien sabemos: La Dictadura nos sucedió a todos/as.