El diario La Nación publicó una nota cuyo autor está vinculado al distrito de General Villegas
Tal cual se lee en el artículo, se trata de Pablo Pochettino (foto portada); hijo de Leonilda Bargero de Emilio V. Bunge y Walter Pochettino de Banderaló.
Es el menor de cuatro hermanos que, si bien nacieron y crecieron en Ramos Mejía, lugar donde actualmente vive, durante su niñez y adolescencia pasaron las vacaciones en Emilio V. Bunge, lugar que visitan asiduamente, tal es así que este verano su madre se encuentra nuevamente en la vecina localidad.
Pablo tiene una productora que genera productos para cine, publicidad y videos en general, pero también practica atletismo y andinismo y es allí donde genera el nexo con el protagonista de su nota que apareció plasmada en las páginas del diario y cuya publicación despertó la inmediata reacción de quienes lo conocen.
De allí que desde Distrito Interior nos contactamos a Patricia Bargero, una de sus primas, quien nos aportó los datos anteriormente comentados.
Un saludo, una historia más allá de las zapatillas
Pablo Pochettino es un corredor amateur que suele entrenar en la colectora de la Autopista del Oeste; en ese lugar se cruza casi todos los días a un corredor que no se siente corredor; un diálogo que mezcla la admiración y la importancia del respeto por el otro, sea de elite o un simple trotador.
Hace varios años que cada vez que cruzo a otro corredor por la calle lo saludo. Desde un hola, o ¿cómo va?, o un gesto con la cabeza, un pulgar arriba, o apenas una tenue sonrisa. Es depende del estado en el que uno y el otro esté, por supuesto.
Además de ser un saludo, es una manera de reconocernos como «pares», como corredores y, sin quererlo, es una manera también de darnos ánimo, sobre todo si no hay nadie en la calle porque hace calor, o frío, o es muy temprano. O simplemente saludo por respeto, no sé. Pero es algo que traigo del ciclismo, porque cuando pedaleás es casi una obligación el saludo. Siempre me pareció que estaba bueno hacer lo mismo. Y además tengo el lema: «¡Si mirás, saludás!. Debo admitir que me cae pésimo cuando la gente te mira fijo y luego no saluda. No creo que sea por vergüenza porque por algo mira. Entonces, ¡si mirás, saludás!».
El corre con campera o con buzo. Siempre. Con 30º de calor, va con manga larga.
El no es el prototipo del «runner» en cuanto a su aspecto o ropa. Usa shorts de fútbol, la campera es la típica de nylon bien largas de fútbol, gorrito de algún club. Y las zapatillas deben ser de fútbol 5 o algo similar. Pero corre rápido, muy rápido. Siempre lo veo correr fuerte. Tal vez da una sola vuelta corta, pero va fuerte, y siempre tomándose la manga.
Si hay algo que nos inspira y ponderamos los que corremos o mejor dicho, los que hacemos deporte en general, es ver a los atletas que, a pesar de la deficiencia física que tengan, están ahí, entrenando y compitiendo. Los que van en sillas de ruedas, los disminuidos visuales que van con sus lazarillos, algunos con piernas ortopédicas. ¿Hay algo más inspirador que eso? No hay mayor inyección de ánimo en una carrera que ver pasar a alguien en una silla. Al verlo es casi imposible que no se te erice la piel. Prácticamente es un acto reflejo que va del saludo a la emoción. Te moviliza, te conmueve y te replantea todo. Lo primero que decís, o mejor dicho que digo, es: «¿De qué te quejás?».
Con este corredor especial me pasa lo mismo y sentía muchas ganas de pararlo y decirle de una: » ¿Chabón, por qué te tapás?». Y hoy lo paré y luego de saludarlo, se dio un pequeño diálogo que se inició un poco vehementemente. De mi parte, por supuesto.
– Hola loco, ¿cómo estás? ¿Qué onda? ¿Qué te pasó en el brazo?
– Hola, tuve un accidente con la moto y me lo amputaron.
– ¿Y por qué corrés con una campera? ¿No te cagás de calor? ¿Te da vergüenza correr en manga corta o en cuero como yo?
– ……..
Se quedó unos segundos en silencio, calculo que la situación era un tanto extraña para él. Lo paró un desconocido, en calzas y en cuero, con una banda pectoral en el pecho y sin mediar nada, lo primero que le dice es qué le pasa. Evidentemente le sonó raro o muy bizarra la situación.
– La realidad es que yo tomo mucho y cuando puedo salgo a correr para transpirar un poco. Con la campera transpiro mucho y siento que me limpia.
No me esperaba la respuesta «tomo mucho». Ahora no era un problema el que veía. Ya eran dos. y cuando pude verle en detalle su cara y vi todas su marcas y cicatrices, seguramente tuvo o tiene varios problemas más. Era evidente que su vida no es nada fácil. Parecía más la cara de un guerrero que la de una persona supuestamente normal. Sentí que lo que quería decirle desde hace tiempo, seguramente era algo poco importante para él.
Pero ya estaba ahí, parado frente a él y no podía quedarme callado. Y seguimos hablando:
– Bueno mirá, yo te quería decir esto. Yo corro hace más de 15 años. Y para los que corremos, no hay nada más inspirador y motivador que ver a otro corredor que tiene algún problema físico corriendo. Cada vez que te veo, me inspirás y me das ganas de entrenar más duro y te aseguro que le pasa lo mismo a todos los que te cruzás por la colectora, aunque miren para otro lado. Así que dejate de joder y mostrate como sos. ¡Mostrá la cicatriz! Vos sos un ejemplo para todos.
– Pero yo no soy un corredor -me responde-.
– Para mí lo sos, amigo. Así que nada que ocultar. Vos sos un ejemplo. Te quería decir eso simplemente. Buenos, nos volvemos a ver por acá.
– Listo. ¡dale! -me dice-.
Ahí nos separamos cada uno para su lado. Y a los 5 metros me chifla, me doy vuelta y me dice:
– Gracias.
Son cosas que te pasan cuando corrés. No importa si estás en pleno entreno. pero cuando estás tantas horas en ese submundo de pensamientos, reflexiones y meditación, te pasan estas cosas hermosas que lo justifican todo. Ese corredor, por más que no se sienta corredor, para muchísimo como yo es un ejemplo. Tenía que decírselo. Tenía que saludarlo.
Hermoso artículo, felicitaciones a su escritor no sólo por la escritura sino por esos valores y esa empatia tan marcada como pocas personas la tienen.
Gustavo
soy corredor desde hace muchos años y me sentí totalmente identificado con la nota.cuando veo un corredor o lo cruzo despierta en mi un entusiasmos tremendo.ni hablar de saludarnos o intercambiar gestos.
buena nota y saludos.
Barbaro. Ocurre lo mismo cuando corro y siento alegria cuando encuentro otro q me pasa de forma q me da ganas de alcanzarlo y conversar con el . correr es borrar todo y dejar los problemas q se pierdan es mas q vivir.