Vale la pena leer: La historia más conmovedora de esta Navidad; el pueblo que adelantó la Nochebuena por un niño que tenía cáncer terminal
En tempos donde la política, la economía y la conmoción mundial parecen regir nuestros días, es muy saludable, aunque sea fuerte, triste, desgarrador (pero real), detenerse unos minutos y dedicarlos a compartir una simple acción que unida a otras voluntades logró convertirse en una obra gigante.
Recorriendo las noticias en busca de aquellas que nos permitan salirnos de la vorágine diaria y hasta para demostrarnos que nuestro mundo a veces no es tan terrible como puede parecernos, es que los invitamos a recorrer este artículo.
La conmovedora historia del pueblo canadiense St. George y Evan Leversage es una combinación de alegría y tristeza, de sonrisas y lágrimas, de felicidad y el dolor más absoluto. El 24 de octubre pasado, las calles de la pequeña ciudad de 3 mil habitantes, se llenaron de luces de colores y arbolitos para recibir una Navidad adelantada y cumplirle el deseo al niño de siete años, diagnosticado con un cáncer terminal.
“Si mirás por la ventana principal de nuestra casa, ves toda la calle encendida. Allá donde mires parece que sea Navidad. Es más de lo que podría haber imaginado. Es una locura. La gente fue mucho más allá”, dijo Nichole Wellwood, la mamá de Evan. Los padres del niño hicieron el pedido a través de las redes sociales luego de que los doctores informaran que el tumor se había extendido sin posibilidad de remisión y que Evan se encontraba en estado terminal.
La respuesta de los vecinos de St. George fue contundente. Hubo desfiles con caravanas navideñas que pasaron por la puerta de la casa de Evan, quien pudo saludar a Papá Noel y varios superhéroes. Más de 7 mil personas (el doble de la cantidad de habitantes del pueblo) se acercaron al lugar para participar del tan especial evento.
Evan pudo disfrutar de su última Navidad rodeado del amor de su familia, sus seres queridos y toda su comunidad. Finalmente, el domingo pasado, el niño falleció en los brazos de su madre, en el departamento de medicina paliativa del Hospicio Comunitario Stedman. Así lo relató Nichole en su página de Facebook. “Lo tenía en mis brazos, tomó un último profundo aliento y supe en ese mismo momento que sería el último. No podía creer lo que estaba viendo, pero murió con la sonrisa más preciosa en su cara”, escribió Wellwood.
A Evan se le detectó un tumor cerebral cuando tenía dos años de edad. La familia ha iniciado una campaña con el fin de recaudar fondos para la investigación de cánceres infantiles.