«El Indec de la Historia», título del duro artículo de La Nación sobre el cambio de nombre del Jardín de Infantes N° 913
Este establecimiento educativo realizó días pasados la votación para elegir los tres posibles nombres que lo identificarán, reemplazando así el actual, que corresponde a Teniente General Pedro Eugenio Aramburu, acción qu epropuso en un principio la Comisión por la Memoria, la Verdad y la Justicia local y tuvo eco en la comunidad en general.
Este hecho tuvo notable trascendencia en diferentes ámbitos; tal es así, que días pasados el diario La Nación publicó una nota de opinión referida al tema en particular.
El Indec de la Historia
La eliminación del nombre del general Aramburu de un jardín de infantes es otro ejemplo de los antojadizos intentos de distorsionar nuestro pasado.
Se lo suele llamar «el relato», aunque su denominación más apropiada sería «la fábula». Participa de géneros posibles de la creatividad fantasiosa. Se caracteriza por una distorsión desenfrenada de datos y hechos, por una visión antojadiza de las estadísticas y de la Historia. Ha sido signo cabal, tanto en la sociedad argentina como en su proyección por el mundo, de una falacia monumental elevada a política de Estado.
La fábula ha rehecho desde el prólogo del Nunca más, el informe final de la Conadep elaborado por un grupo de notables en el que se destacó Ernesto Sabato, hasta los números que deberían certificar la real evolución económica y social del país. Con la misma histeria de la realidad con la que trata el pasado, la fábula ha borrado de las conmemoraciones de este año el centenario de uno de los grandes promotores de nuestra modernidad: el general Julio Argentino Roca.
Tiene la fábula adeptos dóciles para sumar en su ficción nuevos capítulos. El Jardín de Infantes N° 913, de General Villegas, fue bautizado con el nombre de Pedro Eugenio Aramburu. Las autoridades del establecimiento han hecho saber que han vivido ocultando esa denominación «por no tener nada que ver con los valores» que dicen allí.
¿De qué valores se sienten extrañas? ¿Acaso del inmenso valor de quien, habiendo sido requerido a expresar su última voluntad por los pistoleros pronto a ejecutarlo, los hizo hincar cuando pidió que ataran los cordones de sus zapatos?
Nadie está dispuesto en la Argentina del siglo XXI a consentir fusilamientos como los que siguieron inmediatamente a la noche del 9 de junio de 1956, cuando estalló la contrarrevolución de grupos cívico-militares del peronismo, aunque una situación como ésa se remonte a los odios y profundos temores recíprocos que ahincaron por largo tiempo entre los argentinos, en particular desde la persecución de la Iglesia Católica por parte de Perón, en 1954. Hubo quema de templos, humillación de prelados y proclamaciones desde el poder de que para los enemigos no habría «ni Justicia», pero sí alambre para atarlos y ejecutar a «cinco de ellos por cada uno que caiga de los nuestros».
Sólo una inmensa patología podría azuzar a los argentinos a lanzarse al riesgo de que alguna vez se repita aquella tragedia. Se generó en horas distintas, aunque no menos patéticas, que las de los años setenta; tiempo de fractura nacional en dos partes irreconciliables: peronismo y antiperonismo. La tragedia ulterior tuvo en vilo, en cambio, a una sociedad tan cohesionada como atormentada por bandas subversivas a las que los militares, siguiendo órdenes del gobierno constitucional, primero de Juan Perón y luego de María Estela Martínez, aniquilaron, replicando así desde el Estado los procedimientos siniestros que aquéllas aplicaban sin medir daños ni consecuencias.
No importa en demasía si poco más de cien vecinos de General Villegas manifestaron su acuerdo para eliminar el actual nombre de un jardín de infantes. Lo que importa es restablecer, por si no hubiera sido suficiente crimen su fusilamiento, la estatura histórica del presidente entre cuyas realizaciones se hallan el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Fondo Nacional de las Artes.
Ese presidente militar de un gobierno revolucionario que consolidó la recuperación de la libertad de expresión cegada por más diez años en la Argentina mantuvo excelentes vínculos con la República Española y el gobierno vasco en el exilio, mientras Perón, acogido sucesivamente por los dictadores Alfredo Stroessner, de Paraguay; José Remón, de Panamá; Anastasio Somoza, de Nicaragua; Marcos Pérez Jiménez, de Venezuela, y Rafael Trujillo, de la República Dominicana, preparaba su arropamiento final en los brazos de Francisco Franco, en 1960. Es oportuno recordarlo, en tiempos en que desde el mismo movimiento tan desdeñoso antes con las instituciones destruidas en España en 1939 hay ahora una asombrosa aunque tardía solidaridad con la vieja república de Azaña.
Después de entregar a Frondizi el poder el 1° de mayo de 1958, Aramburu fue recibido en visita oficial por los principales líderes de la reconstrucción democrática europea, como Konrad Adenauer o Charles De Gaulle. José Figueres, el artífice de la moderna democracia costarricense, lo invitó al acto de su asunción a la presidencia.
En la minuciosa confección de tergiversaciones para respaldar el acto que se prepara en General Villegas, cuya formalización debería contar con la complicidad de la Dirección de Escuelas de la provincia, se ha echado a rodar el infundio de que el cinco veces intendente del partido, el actual diputado nacional Gilberto Alegre, del Frente Renovador, ha acompañado el nuevo agravio a la figura de Aramburu. No es cierto: durante sus 18 años como intendente, Alegre no promovió hechos de esa naturaleza.
Es probable que Alegre sepa lo que ignoran algunos de sus coterráneos: Aramburu fue elevado a la más alta jerarquía del Ejército luego de haber bajado al llano. El Congreso de la Nación, por una ley que el presidente Frondizi promulgó por decreto en junio de 1958, lo honró con el grado de teniente general.
Si en la Argentina hubiera hoy un menor nivel de cobardía y cinismo cívicos, habría mayor equilibrio institucional, histórico y moral. ¿Se puede dudar, entretanto, entre los valores de un militar que dejó la presidencia sin acusación alguna de aprovechar para sí los dineros públicos, por un lado, y por el otro, los de las satrapías contemporáneas, cuyas majestades y cortes, después de haber sido señaladas por asalto sistemático a las arcas fiscales, urden, por las dudas, protección en rebuscados mantos de impunidad legal?.
No entiendo como se reproduce esto, acaso tenemos que seguir escuchando a esta gente??
Cuando escucharon al pueblo, o el nombre del jardin fue puesto por votacion del pueblo, no, claro que no, lo puso un milico, que por otra parte fue lo unico que hizo!!!!
Olvidaron en su biografía el pequeño detalle de los fusilamientos descritos en Operación Masacre, de Walsh; de la responsabilidad que también le cabe por los bombardeos a plaza de mayo que dejaron 380 muertos; de haber iniciado buena parte de la deuda externa que estamos pagando, etc., etc…
Y resulta muy extraño que el señor Alegre, que se dice peronista, haya estado de acuerdo con uno de los paladines del derrocamiento de Perón…
Y por fin que nombre se le puso ?
¡Qué horrible y violento es este artículo! Se nota que poco y nada sabe de historia quien lo realizó, si bien es verdad que a Aramburu lo fusilaron los Montoneros, eso no lo convierte en un santo, es un símbolo de la tiranía argentina, que no sólo no proyectó nada bueno mientras fue presidente sino que además promovió la intolerancia y prohibió la libertad de expresión. También hace este artículo referencia al asesino de Roca, que nos «otorgó» la Patagonia a costa de miles y miles de muertes y torturas a los indígenas, también cabe destacarse que mientras en este país se dictó la libertad de vientres en el año 1813, Roca volvió a imponer la esclavitud durante su presidencia, vendiendo a los indígenas a las estancias como si fueran objetos, también los exponían en los museos, pero bueno no puedo creer como alguien puede sentir orgullo o admiración por estas bestias.
Que bueno estos comentarios, escuchemos al General Peron que decia en su momento. ¡¡Si a la historia!! http://youtu.be/-UpXIVamXDk
Le tendriamos que haber puesto Domingo Peron no?
Sos perdedora te quedaste con una parte de la historia, el resto se quedo con la mejor,y como veras no hay otra forma de gobierno en la argentina que no sea Peronista!!!
LA HISTORIA ES QUE A ARAMBURU LO ASESINARON COBARDEMENTE. FUE UN MÁRTIR. MIS RESPETOS HACIA SU FIGURA.
Mariana, por favor no entres a tirar m…
Pedro Eugenio Aramburu fue un patriota!
Contame un poco lo de patriota, por favor!!!
Aramburu: Jefe de la llamada Revolución Libertadora a quien el pueblo llamo la Revolución fusiladora.
Épocas sin estado de derecho, sin justicia, aun para los crímenes más aberrantes, proscripciones políticas, persecuciones, exilios.
Con Aramburu nace el Terrorismo de estado en Argentina: Del secuestro y asesinato político.
-Del Bombardeo a la Plaza de Mayo: el más cobarde ataque que provoco cientos de muertos civiles.
-De los fusilamientos de José León Suarez: con la muerte de 27 patriotas durante la represión brutal de Junio del 56, y de 8 militares (mató a sus propios compañeros).
-Del Fusilamiento de un militar que es honor del ejercito Argentino » El General Juan José Valle»,
-Del secuestro y mutilación del cadáver de Evita.
-De las persecuciones y asesinatos de trabajadores, estudiantes, intelectuales.
Fue el modelo inicial de todo lo posteriormente actuado durante la triste dictadura Cívico-Militar iniciada el 24 de Marzo de 1976.
Su nombre debe quedar en la historia, no puesto en un Jardín, como recuerdo y memoria de lo que dejo este personaje de nuestra historia. Para no volver a ese pasado.
CITÁ LA FUENTE ANTES DE ESCRIBIR TANTO PALABRERÍO VACÍO.
Mariana; lee un poquito de Historia Argentina y deja de reproducir pel?&%$rces. Se agradece!!!
Che y de Conrado Villegas que me cuentan???????? y si se lo cambiamos??????????
Si la Nacion dedica este articulo a defender a un asesino,es que entonces teniamos razon,habia que cambiar ese nombre al jardin.
Primero se voto por si se queria sacar el nombre y la mayoria voto por SI.
Ahora la comunidad educativa voto por distintos nombres.
Los tres mas votados van al ministerio de Educacion y ahi se decide cual sera el definitivo.
Cosas de la democracia que le dicen