General Pinto despidió al Carnaval luego de tres noches de fiesta y una tarde de Corso Infantil

Es parte de la tradición de la ciudad, pero el año pasado, dado el contexto en que se encontraba la economía, el Ejecutivo decidió no acompañar a la Comisión de Festejos y ésta se acopló, dejando sin el tradicional corso a la comunidad.
Sin embargo, lo que había sido una promesa oportunamente se cumplió, y este año, a la luz de los hechos, el Carnaval de General PInto volvió a realizarse.
Aunque austero, no le faltó nada. El objetivo fue, expresaron oportunamente a Distrito Interior Juan Manuel Blanco y Lucrecia Valenza, integrantes de la Comisión organizadora, es que nadie se quede sin la posibilidad de disfrutar de esta fiesta; de allí que la apuesta fue especialmente a lograr la mayor recaudación posible con la cantina y la venta de espuma, para que todos los participantes tuvieran un premio o reconocimiento económico.
La Comisión fue la única que explotó la cantina y la venta de espuma, por eso dispusieron precios populares en alimentos y bebidas, prometiendo, de tener una economía más sostenida, retomar con la posibilidad a instituciones intermedias, incluso a particulares, que tengan sus espacios para ofrecer diferentes productos; esta vez, solo se es dio la posibilidad de alquilar las sillas al público.
Si hubo quejas fue por lo bajo.
El tiempo meteorológico, que fue una amenaza durante todos los días de carnaval, dejó que todo se desarrollara con la mayor normalidad posible, aunque no dejó de ser un condicionante en algunas de las noches, hasta último momento.
La gente que no requiere análisis alguno acerca de su gusto por el corso, porque es eso, mas que un carnaval, un corso (aunque a la hora de las diferencias prácticamente no las haya), sale disparada hacia la Avenida Mitre y el Parque de la Estación donde se montó el escenario, para hacer de ésta su fiesta.
La vuelta del Carnaval pintense significó además que se puede hacer prácticamente con todos los recursos locales, salvo excepciones que resultan inevitables. En ese aspecto, Blanco remarcó el compromiso y acompañamiento de muchas firmas que entregaron la mercadería consignación, lo que representó un plus para no bajar los brazos en ningún momento.
Con el mismo tenor, luego de las tres noches, tuvo lugar el Corso Infantil que cerró en la tarde del martes, cuando se despedía el feriado de carnaval, donde una vez más la familia, pero en este caso, con los niños y las niñas como exclusivos protagonistas, dijo presente.
Otra vez la Avenida Mitre lució llena de colores con los que se disfrazaron las futuras generaciones. Para todos ellos hubo sorteos de bicicletas, entre otros incentivos.
«Se respiraba buena onda», expresó uno de los pintenses que decidió pasar la noche como una mascarita, riendo y haciendo reír, «teníamos con el resto del grupo de amigos la necesidad de reírnos y pasarla bien, no lo supimos hasta que estábamos adentro», reconoció; cerrando que «Hace bien que antes del inicio de las clases donde todos comenzamos con la rutina nos hayamos divertido sin tener que invertir una fortuna». «Al final la risa es salud, y acá no se paga entrada», concluyó.