¿Contará General Villegas en alguna oportunidad con los radares de velocidad, como si tienen distritos cercanos?
La pregunta no tiene respuesta para los habitantes de este distrito que desde hace años padecen, además del estado en constante deterioro de la mayoría de las rutas nacionales que lo atraviesan, la indiferencia de los organismos del Estado bajo cuya responsabilidad está la Seguridad Vial.
Las fotografías que acompañan esta publicación fueron tomadas en la semana que se acaba de ir sobre la Ruta Nacional N°7 en Vedia, Partido de Leandro N. Alem, donde desde hace un importante tiempo, frente a uno de los accesos a esa ciudad fueron colocados dos radares fiscalizadores de velocidad en ambas direcciones de circulación sobre la traza nacional garantizando y logrando la disminución prácticamente a cero de incidentes o accidentes viales en un importante tramo.
Cabe destacar que en ese sector, es decir al otro lado de la ruta, existen quintas en las que viven vecinos, incluso se encuentra una fábrica de quesos, es a su vez un camino vecinal que conecta con varios campos, incluso conduce hasta General Pinto. Es de cir que el tránsito es notablemente bajo si se lo compara con el de la Ruta 188 en su paso frente a General Villegas, la que la mayor parte d ela ciudad con el creciente barrio El Cruce.
Esto implica niños yendo y viniendo a la escuela, vecinos que van y regresan de sus trabajos, prestadores de servicios, distribuidores y otros que hacen lo propio.
Esta situación, delicada por cierto, no ha sido tenida en cuenta, y aunque los funcionarios de turno, de todos los niveles, siempre desde hace años, se esmeraron en asegurar que si.
Apenas se lograron unos carteles en las banquinas que indican la velocidad máxima, señalización horizontal y unas 6 luces en el ingreso a la ciudad por el acceso Malvinas Argentinas (el principal), que se sumaron a los semáforos intermitentes y los guardarrail que no tienen ninguna incidencia sobre los conductores que a diario circulan, incluso aquellos que conocen de la presencia del barrio son capaces de disminuir la velocidad.
Han habido gestiones, incluso anuncios, y nobleza obliga, desde el Foro de Seguridad, cuando lo presidia Alejandro Castaños, hubo varios intentos por conseguir la radarización.
Hasta se llegó a logar un acuerdo con CECAITRA, el ente que, como en el caso de Vedia, se encarga de su instalación y funcionamiento, pero quedó en la nada. Oportunamente hasta se anunciaron los lugares en que, tanto en la Ruta 188 y la Ruta 33, ambas nacionales, estarían ubicados los equipos.
Al ver que en otros municipios fue posible (en Tres Sargentos también, se encuentra sobre la Ruta Nacional N°7), nos seguimos preguntando por qué acá no, donde el contexto exigiría, para quienes lo padecen a diario, una respuesta inmediata y concreta; pero está claro que para quienes asumen cargos y tienen en sus manos el poder para tomar estas decisiones, no.
Pasan los gobiernos, cambian los colores, las personas y hasta las forman (notablemente entre el anterior y el actual, ambos con representación rentada local) y el problema continúa, no solamente existiendo sino, agrabándose.
Usted saque sus propias conclusiones.