Hay esperanza: Genaro, tiene 5 años, es de Charlone, venció al cáncer y tocó la campana, símbolo mundial de esa victoria (VIDEO)
En hospitales y clínicas de todo el mundo, el sonido de una campana resonando en los pasillos es un símbolo de esperanza y triunfo. Esta campana, que muchos pacientes tocan al finalizar su tratamiento contra el cáncer, representa el fin de una ardua batalla y el inicio de una nueva etapa de vida.
Cecilia Giles y Pablo Illarramendi, forman junto a su hijo Genaro, una hermosa familia que este lunes 27 vivió, seguramente, el momento más felíz en la vida de los tres. El niño que hace desde julio del año pasado fue diagnosticado con cáncer, en el inicio de esta semana recibía el alta médica.
Genera tras una consulta médica en General Villegas con la Dra. Carolina Rada, que fue además la pediatra que lo recibió al nacer en la clínica Modelo, continuó con los estudios requeridos en Junín, donde el mismo mes de julio fue intervenido quirúrgicamente, luego continuaría el tratamiento indicado (rayos, quimioterapia) en el hospital Garrahan.
Sus papas se trasladaron allí con él, acompañándolo en todo momento, y tal como su mamá expresara en redes, el acompañamiento de la familia directa, amigos y el pueblo que en más de una oportunidad oró por su salud, fueron fundamentales.
Los abuelos y otros familiares cada vez que tuvieron la oportunidad lo visitaron, organizando guardias, jugando juegos de mesa y otras actividades dentro de lo posible, lo que permitió que el niño nunca dejara de sonreír.
La Dra. Rada, que al igual que la mamá de Genero dialogaron con Distrito Interior, remarcó que, como este caso lo demuestra, las cosas pueden salir bien; en niños, hablar de cáncer, no siempre es tan oscuro, lo que permite pensar en que efectivamente puede haber esperanza.
Al mismo tiempo refirió que hay otros niños con el mismo diagnóstico, por lo que resulta sumamente importante compartir una noticia tan positiva como ésta. Su madre coincide en ese sentido, por lo que permitió que esta publicación sea posible.
La campana sonó en manos del niño que afronto este trance en su vida como un héroe (palabra con que lo definió su madre), y en brazos de ella, que lo acercó, tomó la soga y produjo el sonido más esperado.
La tradición de tocar una campana al vencer el cáncer comenzó en 1996 en el Centro Oncológico M.D. Anderson de la Universidad de Texas, cuando un paciente naval, que había terminado su tratamiento, sugirió la idea inspirado por una tradición naval donde los marineros tocan una campana para marcar el final de una misión o el regreso a puerto seguro. Desde entonces, esta práctica se ha extendido a muchas instituciones médicas a nivel global.
Además de ser un símbolo personal para los pacientes, el sonido de la campana también tiene un impacto positivo en otros que aún están en tratamiento. Cuando otros pacientes escuchan la campana, es una inyección de ánimo y esperanza. Les recuerda que el final del tratamiento es posible y que ellos también pueden llegar allí.
Para Genaro, Cecilia y Pablo particularmente, además del resto de sus afectos, el sonido de la campana es un eco de su resiliencia y un testimonio de su fortaleza.