La localidad de Bunge recuperó una tradición de carnaval: de la guerra de bombitas, participaron todos
El año pasado fue un indicio que podía reflotarse la guerra de bombitas de agua, pero nadie imaginó que sería, como ocurrió e la tarde de este sábado 25 de enero con tanta fuerza.
Ariel Reyna, Matute, que es un joven con una arista social hacia los más chicos muy marcada, con la realización de movidas para fechas importantes como la llegada de papá Noel o el Día del Niño, este año publicó en las redes una convocatoria para jugar al carnaval con agua por la tarde.
Inicialmente propuso el frente de su propia casa como el lugar de encuentro para los más chicos y las batallas con globitos de agua y baldes, pero eso motivó a muchos adolescentes y adultos a ser parte d ela fiesta, pero en el resto de la localidad.
Así fue como, tal como transmitió en vivo Distrito Interior, las calles se llenaron de gente que esperaba el paso de algún desprevenido/a o los vehículos en los que se movilizaban grupos armados con proyectiles para la ocasión lo que generó verdaderas batallas en el pueblo.
Mientras tanto la calle donde se encuentra la casa de Matute era un verdadero campo de batalla donde muchos experimentaban por primera vez el placer de los juegos que seguramente jugaron sus abuelos.
La diversión duró alrededor de dos horas, fueron intensas y sin inconvenientes.
Bunge se posiciona año a año, a instancias del carnaval que organiza desde hace tres décadas Fútbol Club Bunge, como un punto de referencia al que acuden los amigos y la familia de la zona y buena parte de la región.
la apuesta es muy fuerte y jugada en términos económicos, pero va acentuando un rasgo social que tal vez por la cotidianidad no es tan tenido en cuenta: el sentido de pertenencia que decanta en unión y respuesta a este tipo de propuesta.
La recuperación del juego con agua en carnaval es mucho más que eso; es en si, la igualdad de todos con todos y la materialización de la fuerza que tiene la unión (de un pueblo).