El Salón Dorado de la Municipalidad de General Villegas ahora lleva el nombre de «Presidente Raúl Alfonsín»

Fue con un sencillo pero sentido acto que anoche, 10 de Diciembre, al cumplirse un nuevo aniversario de la instauración de la Democracia, el Salón Dorado de la Municipalidad pasó a llamarse «Presidente Raúl Ricardo Alfonsín».

 

La propuesta fue inicialmente del bloque de concejales de Unión por la Patria y oportunamente acompañado por el resto de las bancadas. Finalmente anoche fue materializado con el descubrimiento de la placa que lo oficializa.

El Salón Dorado, también llamado Salón de Actos, se encuentra en la planta alta del Palacio Municipal; allí sesiona el Concejo Deliberante y se realizan diferentes actos y conferencias, incluso espectáculos en fechas destacadas como las patrias.

Con predominancia de autoridades, ex funcionarios, legisladores y militantes radicales, el acto tuvo lugar en el ingreso al salón. Los oradores fueron la presidente del HCD, la concejal, y única concejal radical, Claudia Esain y el intendente Gilberto Alegre.

Ambos destacaron el valor d ela democracia y la relevancia de la figura del ex presidente quien fue el primer mandatario nacional elegido democráticamente luego del Gobierno de Facto.

Esain resaltó los valores políticos de Alfonsín y Alegre remarcó la importancia que este tuvo en el juzgamiento a la Juntas Militares, traspolando  lo ocurrido entonces, con el presente. aquellos políticos con causas penales por corrupción deberían quedar al margen de cualquier intención de postularse para ocupar un cargo, sugirió.

Alegre también recordó al ex intendente Alberto Ballari, quien fuera el primero con la vuelta de la democracia en ocupar el lugar que él ocupa, recordando además que fue derrotado en algunos de sus intentos por gobernar Villegas por el propio Ballari.

El actual primer mandatario reconoció los valores del fallecido mandatario del que dijo fue, al igual que muchos, adquiriendo experiencia y trabajando para el fortalecimiento de la democracia.

El clima fue en general de distención, aunque para la parcialidad radical de emoción y reafirmación de los valores que justamente Alfonsín pregonaba para que la nación fuese libre y la libertad duradera; para le resto, una oportunidad de dejar de lado cualquier diferencia política, incluso ideológica y continuar trabajando para fortalecer el país.