Ricardo Alfonsín pasó por General Villegas
En el marco de la campaña por las elecciones internas del radicalismo, de la que es candidato a presidente del comité provincia, el diputado de UNEN, portador de un apellido destacado en la vida democrática argentina, estuvo en el comité local, del mismo modo que lo viene haciendo en distintos distritos de la región.
Su paso, el que fue acompañado por un reducido números de simpatizantes, dejó algunas consideraciones sobre temas actuales:
«Para nosotros es una obligación recorrer las secciones. Nos sentimos mal si no recorremos la provincia. Cuando uno asume responsabilidades provinciales o dirigenciales tiene que facilitar encuentros, ir a donde están los afiliados, los dirigentes locales, los representados. Esa es una obligación no sólo en tiempos de campañas electorales, sino siempre».
Acerca de la deuda externa dijo, «Creo que la negociación de la deuda que se realizó al comienzo del ciclo fue una buena negociación. Pero después hicieron todo mal con los acreedores, con los bonistas, con el Club de París, con Repsol. Se colocan en situaciones de debilidad de las cuales es difícil salir sin altos costos. Por ejemplo arreglar con el Club de París nos costó a los argentinos 3 mil millones de dólares más, punitorios. Lo mismo sucedió con Repsol. Ellos decían que no le íbamos a pagar nada y que ellos nos iban a tener que pagar a nosotros, pero al final les pagamos exactamente lo que querían y más, porque vamos a tener que hacernos cargo de las deudas que tenía Repsol».
«Con los fondos buitres también hicieron las cosas mal. El fallo es un desastre. Ningún argentino puede defender semejante fallo. Pero hicieron todo lo posible para que saliera mal. El fallo no hubiera sido tan malo si hubiera salido después del 31 de diciembre, porque después del 31 de diciembre vence la cláusula RUFO que obliga a pagar a todos los bonistas lo mismo que se le pague a los fondos buitre; de tal manera que, si se aplicase esa cláusula, los argentinos deberíamos 120 mil millones de dólares más de un día para el otro. Lo que están proponiendo ahora, que es cambiar el lugar de pago a los acreedores sin consentimiento, es un remedio peor que la enfermedad. En lugar de solucionar va a agravar los problemas, porque la condición era realizar el pago en el City Bank de New York y no se puede cambiar las condiciones de un contrato unilateralmente. Eso va a generar muchísimos problemas, salvo que se logre el consentimiento de los acreedores»
Sobre el traslado de la Capital al interior se refirió diciendo, «Una iniciativa de esas características debe estar precedida de un esclarecimiento de cuáles son los problemas que se podrían resolver con el traslado de la capital. Como en la década del 80 no se dio ese debate, la gente creía que era una decisión caprichosa, que queríamos cambiar la capital simplemente porque no nos gusta el lugar donde estaba radicada. En realidad queríamos hacerlo para resolver muchos problemas de la gente: las asimetrías, el desequilibrio, el subdesarrollo del interior, las migraciones internas en el conurbano que generan problemas insolubles. Me parece que esta iniciativa planteada ahora puede correr la misma suerte, porque primero hay que dar una discusión y hay que elegir el momento correcto para darla».
Alfonsín tuvo tiempo para dedicarles un párrafo a aquellos radicales que se pasaron al kirchnerismo y no critican los errores de la gestión del Frente para la Victoria. «Ningún gobierno hace todo bien o todo mal. Pero hay cosas que han hecho que, para cualquier radical, son muy malas, y que no podemos dejar pasar en nombre de algunas cosas que se hicieron bien. Me llama la atención que algunos dirigentes no digan una sola palabra sobre los casos de corrupción, sobre el destrato a las instituciones, sobre lo que hacen con el poder judicial, sobre lo que hacen con la plata de las provincias. Me parece mal que algunos no digan nada con lo que está pasando con la educación, con la droga. Incluso algunos dirigentes tienen el atrevimiento de decir que el Frente para la Victoria y el radicalismo de Raúl Alfonsín son cosas parecidas. Ningún radical establecería una equivalencia entre estos partidos políticos».