OPINIÓN: hacia una educación descentralizada en l aprovincia de Buenos Aires (Por Luis Gotte *)
El sistema formativo en la provincia de Buenos Ayres necesita una transformación fundamental que asigne mayores competencias a los estados municipales. Este enfoque descentralizado permitiría generar un localismo cultural y educativo que atienda las necesidades y particularidades de cada región. La autonomía municipal en materia educativa se traduciría en la capacidad de los municipios para decidir sobre políticas educativas y su implementación, con el estado nacional limitándose a coordinar y establecer estándares para la educación superior, alineándose con las políticas de estado que oriente al país en el contexto global.
La descentralización educativa implica que los municipios tengan la libertad y responsabilidad para gestionar sus sistemas educativos. Este modelo permitiría a cada municipio adaptar su oferta educativa a las demandas locales, promoviendo un currículo que refleje la cultura y las necesidades específicas de la comunidad. Los municipios serían capaces de desarrollar programas que fomenten el desarrollo regional y que respondan a las características socioeconómicas y productivas de su entorno.
El estado nacional jugaría un rol de coordinador, estableciendo los grandes lineamientos de la educación obligatoria y los estándares de la educación superior. Las políticas y programas formativos nacionales se centrarían en áreas clave como ingeniería, tecnología, ciencia, lenguaje y matemáticas, asegurando una base sólida y uniforme para todos los estudiantes del país. Las provincias, junto con los municipios, implementarían estos programas, ajustándolos a sus contextos locales y monitorizando su efectividad y desempeño.
Las provincias desempeñarán un papel crucial en la articulación de la educación media o secundaria, garantizando que los programas educativos sean coherentes y se alineen con las necesidades regionales y nacionales. Este enfoque permitirá una transición más fluida de los estudiantes desde la educación primaria a la secundaria, y posteriormente a la educación superior o al mercado laboral. Las provincias coordinarán con los municipios para asegurar que la educación media ofrezca una formación integral, preparando a los estudiantes con las habilidades y conocimientos necesarios para enfrentar los desafíos del futuro.
La participación vecinal será crucial en este modelo descentralizado. La población, a través de mecanismos de participación y consulta, tendrían una voz activa en la definición y evaluación de las políticas educativas locales. Esta participación no sólo fortalecería la democracia local, sino que también garantizaría que las políticas educativas respondan directamente a las necesidades y aspiraciones de la propia comunidad.
Además, los municipios tendrían la libertad para desarrollar programas en áreas complementarias, más allá de los lineamientos nacionales. Esto podría incluir la promoción de las artes, deportes, educación ambiental, formación en oficios locales y cualquier otra área que la comunidad considere relevante. La autonomía municipal en estas áreas fomentaría una educación más integral y diversa, enriqueciendo la formación de los estudiantes.
Una política educativa local y regional entusiasmaría a los jóvenes, ya que estarían aprendiendo temas y contenidos que conocen y que están directamente relacionados con su entorno y realidad cotidiana. Este enfoque evitaría la repitencia y la deserción escolar, problemas comunes en un sistema educativo centralizado que muchas veces no refleja las necesidades e intereses de los estudiantes.
Argentina no debe mirar y tomar como modelo lo que hace Europa, ya que las condiciones culturales y sociales son muy diferentes. En su lugar, debería analizar el sistema educativo de la India, especialmente cómo trabajaron en la educación primaria. La India ha enfrentado desafíos similares a los de Argentina en términos de mantener a los niños pobres en la escuela y asegurar la calidad de la educación en las zonas semi-urbanas. Un ejemplo destacado es la comunidad de Kerala, cuyas políticas han logrado mantener altos estándares educativos pese a las adversidades.
Para que este modelo educativo funcione, es imprescindible que los municipios cuenten con una verdadera autonomía plena, acompañada de una política de regionalismo productivo y una fuerte participación vecinal. La descentralización educativa no sólo permitirá una mayor adaptación a las necesidades locales, sino que también fortalecerá la identidad y el desarrollo regional.
Implementar este sistema requerirá cambios significativos en la legislación y en la estructura administrativa actual, reforma tributaria de por medio, pero los beneficios a mediano plazo justificarán estos esfuerzos. Un sistema educativo descentralizado y adaptado a las realidades locales puede convertirse en un motor de desarrollo y bienestar para la provincia de Buenos Ayres, y un ejemplo a seguir para otras regiones del país. Además, aprender de experiencias exitosas como la de Kerala en India nos ofrecerá valiosas lecciones para enfrentar los desafíos educativos de manera efectiva y sostenible.
La educación debe ser un reflejo de las necesidades y aspiraciones locales, y solo a través de un enfoque descentralizado y participativo podremos constituir un sistema de formación que verdaderamente sirva a la comunidad y prepare a las futuras generaciones para los desafíos del mundo moderno.
(*) Luis Gotte (Mar del Plata)
Co-autor de “Buenos Ayres Humana I, la hora de tu comunidad” y “Buenos Ayres Humana II, la hora de tus Intendentes” Ed. Fabro.