Escuela N° 27 de Moores: «Ser parte de una comunidad rural significa siempre hacia adelante, mirando el futuro, no rendirse jamás»
La frase que da título a esta publicación es el cierre del discurso de la Directora del establecimiento Rural de la localidad de Moores, Katina Gianolio, una de las oradoras en el acto por los 75 años del nacimiento del establecimiento rural que desde hace unos años recuperó todo su esplendor edilicio y hoy cuenta con una aceptable matrícula.
Rodeada de la inmensa llanura, con algunos lotes sembrados del otro lado del alambrado de siete hilos y un viento que fue compasivo durante el acto que tuvo lugar en el patio al que concurrieron autoridades, exalumnos, padres; todos ligados a la intensa historia de la escuelita de campo que reafirmó en la tarde del último viernes su identidad y sentido de pertenencia.
Discurso de la Directora del establecimiento
«Transcurría el año 1948 cuando un grupo de entusiastas sembraban la semilla fundacional de lo que es hoy nuestra querida Escuela Primaria N°27. Los mismos iniciaron la gestión ante las Autoridades del Consejo Escolar para la creación de una Escuela en este lugar. La solicitud tenía sólidos fundamentos por tratarse de una comunidad netamente rural, donde la mayoría de los habitantes realizaban tareas en el campo, viéndose imposibilitados de mandar a sus Hijos a la Escuela, porque la más cercana estaba a considerable distancia y carecían de medios y tiempo para su traslado. Luego de efectuarse un relevamiento del lugar se comprueba que es imprescindible la instalación de una Escuela en este Paraje.
Las clases comenzaron un 8 de Septiembre de 1948 en un local construido de paja y barro, propiedad del Sr Gabriel Reyes. Es necesario mencionar, que según los escritos de nuestro querido y recordado historiador local Enrique Specogna, en la década de 1930 había una escuela Primaria en Moores que funcionaba en el local de la Familia del Sr Juan Brilli, pero no se pudieron encontrar más datos.
El actual edificio fue realizado por la empresa constructora Francucci Hnos. al resultar adjudicataria de la licitación pública dentro del “PLAN INTEGRAL DE EDIFICACIÓN ESCOLAR de LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES”. Fue inaugurado el 6 de Marzo de 1950, en una gran ceremonia y bendecido por el Reverendo Padre Alfonso Wesner. Es así que las clases comenzaron con un grupo de 18 alumnos y alumnas coordinados por la Directora Sulma Motta De Dublanc.
Pasaron los años y la comunidad sintió la gran necesidad de tener Identidad, tener un nombre propio y es así que en la década de 1960, estando como Directora la Sra. María del Carmen Leiva gestionó la imposición de un nombre ante las Autoridades competentes. Para tal finalidad propuso la denominación de “ALMAFUERTE”, en homenaje al Poeta, Periodista y Maestro, Pedro Bonifacio Palacios, bautizado con ese apodo por lo destacado de su personalidad y el trabajo que este Educador realizó por los más humildes para que tuviesen una educación que les posibilitara desenvolverse dignamente en su vida.
Esta propuesta fue autorizada en forma provisional el 28 de Abril de 1968, pero transcurrido un tiempo y ante la falta de aprobación definitiva, se reiteró la solicitud en 1980, que concluyó con el dictado de una resolución al respecto.
Y así nos llamamos “ALMAFUERTE” por aquél poeta que supo ser maestro en Trenque Lauquen, en la Plata, en la zona de Chacabuco y Mercedes. Ese maestro, denominado posteriormente “el poeta de los pobres” fue el que impresionó al mismísimo Sarmiento porque, al visitarlo en una de las escuelas, observó que “había construido con sus manos pizarrón, mesas y sillas”.
En estos 75 años pasaron, por estas aulas, muchos estudiantes pero también muchos docentes, así se fue construyendo nuestra historia institucional y sus historias de vida. Alguien un día me dijo que SER MAESTRA, en su total dimensión de lo que significa esta profesión, es haber transitado alguna parte de la misma en ESCUELAS RURALES. Ser maestra rural es una gran responsabilidad, un serio compromiso, desprendimiento personal y deseos de superación más allá de las condiciones adversas. Es confirmar que la igualdad de oportunidades existe de forma real. Ser parte de esta comunidad rural te regala abrazos, risas, complicidad, ver crecer a tus alumnos a la par de tus hijos, amistades infinitas, te enseña a comprender y leer hasta el más mínimo de silencio. Ser maestra rural, no solo, es contar con el apoyo incondicional de la comunidad sino también de nuestra familia.
Hoy más que nunca la Educación rural está de fiesta, la Escuela 27 celebra 75 años de vida a pesar de muchos avatares en su historia. Como escribió “Almafuerte”, en su popular poema “PIU AVANTI” : “… No te des por vencido, aún vencido”. Ser parte de una Comunidad Rural implica cada día el desafío de ¡Siempre Adelante!, siempre hacia adelante, mirando el futuro, no rendirse jamás».