Opinión: Servicio Militar Obligatorio o el intento de volver a plantar la semilla de la brutalidad y la discriminación
Escribe Sergio Santos, concejal bloque concejales Frente para la Victoria de General Pinto.
Esta propuesta, visiblemente oportunista, avalada por políticos de diferentes espacios, como Duhalde, Olmedo, Massa, Cariglino, Cobos, Ishi, entre otros o hasta el mismo ministro de seguridad de la provincia, Granados, propiciando un plebiscito proponiendo la vuelta al servicio militar obligatorio para los jóvenes “ni-ni” (ni trabaja-ni estudia) no es nueva ni es original, ni es producto de iluminadas mentes argentinas, sino miremos a nuestro alrededor, hay ejemplos de sobra para argumentar que este pensamiento retrogrado y discriminador no sirve en absoluto a los fines que dice perseguir.
Esta aberración ya se está llevando a cabo en Brasil desde hace unos años con jóvenes habitantes de las favelas y los barrios pobres del país, ya que los de clase media y alta por lo general se amparan en excepciones contempladas por ley, para no hacerlo. Y cualquiera sabe los problemas de inseguridad que tiene Brasil en la actualidad, que incluso hicieron peligrar la realización del próximo mundial de fútbol y que a ciencia cierta no se sabe que desenlace tendrá en cuanto a hechos delictivos acompañados de represiones feroces durante el mes que dure dicha competencia.
O sea, el servicio militar obligatorio para los ni-ni, ya probado en Brasil, no sirve como solución a la “contención” de los jóvenes pobres ni a los problemas derivados de la delincuencia ocasionada por esos jóvenes pobres.
Podemos mirar a otro país limítrofe como Bolivia, donde rige la obligatoriedad de servicio militar y vemos notas periodísticas que indican textualmente: “Literalmente, el servicio militar obligatorio se ha convertido en una auténtica tortura, para muchos conscriptos que han sido sometidos a crueles vejámenes, pero también para las propias Fuerzas Armadas que, como institución, han quedado a merced de oficiales que han sido pésimos alumnos en la materia de derechos humanos.” (fuente: portal de noticias www.nuevamayoria .com).
De mismo modo en Paraguay (país latinoamericano minado de pobres, si los hay) donde en este momento sugestivamente también se impulsa desde su gobierno la “colimba” pero ya directamente para menores; según una nota de El Mundo, de España, se registraron 147 muertes de conscriptos entre 1989 y 2012: “La investigación concluye que durante el período fallecieron 147 jóvenes, rodeados de absurdo e impunidad, según datos dados a conocer en 2012… de los cuales ya 8 de ellos tienen sentencia firme en la Corte Interamericana de DDHH.”
Igual en Chile, país admirado por los argentinos que responden al pensamiento ideológico que propugna la instalación de este insólito debate, según una nota al respecto del portal Derechos Humanos y Justicia Para Todos, dice que: “Los conscriptos fueron usados en forma regular en las brutales represiones contra trabajadores y pueblos de Chile. Hay 23 masacres en esta historia que no se enseñan pero que debemos conocer (Leer trabajos del historiador Gabriel Salazar y otros). Los golpes militares, de memoria reciente, son el ejemplo más vergonzoso del servicio militar y muestra una razón indiscutible para eliminarlo del todo… Al pueblo Mapuche se les imponía el servicio obligatorio para tratar de quebrar su carácter indómito y de lucha por lo que son sus derechos fundamentales y que el mundo les reconoce… No olvidemos que el Servicio Militar, puso, en forma forzada y de semi esclavitud a miles de «pelados» en las casas de oficiales superiores en todo el país. Estaban para todo tipo de necesidades. Reemplazaban a las «empleadas» (siempre de los sectores más pobres y explotados, muchas de origen mapuche) que, por razones obvias, podían ellas rebelarse algo más que los conscriptos a los que se les imponía «obedecer en esta sociedad obediente» y que, por lo mismo, impone una mentalidad castigadora y represiva, que se refleja en su Constitución ilegítima.”
Todo esto y mucho más sucedió durante la época en que el servicio militar fue obligatorio en nuestro país, con la muerte del soldado Carrasco en 1994, como detonante para que ya no quedaran más excusas para abolirlo.
Ya son veinte años que el servicio militar es voluntario.
Afortunadamente los argentinos de menos de 40 años no tienen conocimiento en carne propia de los vejámenes de distinta índole a los que fuimos sometidos los argentinos que (a los 20 y luego a los 18 años) sí tuvimos que obligatoriamente estar al arbitrio de oficiales y suboficiales de las FFAA, la mayoría de ellos desequilibrados mentales o lisa y llanamente malas personas, salvando mínimas honrosas excepciones.
Desafortunadamente, encuestas realizadas informan que más del 60% de los menores de 40 años consultados al respecto están de acuerdo con un regreso al SMO… realmente sería bueno consultarlos si lo querrían también para sus hijos o es sólo para el “otro”.
El otro, siempre el otro, una constante en la sociedad de nuestro país.
Ahora ese “otro” es el joven, pobre, que no estudia, que no trabaja y se prejuzga delincuente por añadidura.
La solución actual propuesta por estos cráneos al problema del “joven-pobre-delincuente” se asemeja mucho a las utilizadas en el siglo XIX, por otros cerebros enfermos para el “gaucho-vago-malentretenido” y para el “indio-anárquico-ladrón”, en el caso del gaucho fue la leva militar compulsiva a esas verdaderas cárceles a campo abierto que eran los fortines y en el caso del indio fue la captura y posterior cooptación para la lucha militar contra los de su misma condición por el conocimiento del terreno y costumbres… sugestiva similitud con la propuesta de que el SMO sólo lo sea para los que no trabajan ni estudian, léase para los pobres, y que eventualmente se los pueda utilizar en la lucha contra la inseguridad, léase contra los de su misma clase que delinquen, por su conocimiento del modus operandi.
Cualquier semejanza no es pura coincidencia, es el mismo pensamiento fascista y discriminador ahora que en mil ochocientos y pico, que encuentra en el confinamiento en un régimen militar esclavizador y torturante, y en el enfrentamiento y mutuo exterminio de pobres contra pobres, por cooptación de unos para entregar o liquidar a los otros, la supuesta panacea que conjurará el miedo instalado.
Ya no alcanza con las cárceles atestadas sólo de pobres, ya no alcanza con crear un estado policial cada vez más inflado, omnipresente, además de violento más aún con los más pobres… ahora hay que ir por recetas más drásticas, este debate instalado va en ese sentido, el pobre que no caiga preso o no caiga literalmente por el plomo de un arma provista por el estado, deberá pasar por la sección “ablande” y eventualmente “reclutamiento” de un cuartel militar… genial idea, cuando hayan matado, encerrado y reclutado a todos no habrá más pobres! ¿esa es la expeditiva medida que estos políticos encuentran como “solución final” al tema de la pobreza asociada a la inseguridad en el país?
Más allá del reduccionismo del problema de la pobreza, es ridículo pensar que un sistema que lo primero que promueve es a robarse entre los conscriptos los elementos provistos, para evitar el castigo por no conservarlos, sería impensado que con ese ejemplo se favorecería a que esa persona más adelante no robe.
Desde ya esta nota tendrá sus detractores, habida cuenta que se muestran encuestas donde dicen que son muchos los argentinos que piensan que hay que restablecer el servicio militar obligatorio, aduciendo la adquisición de un sentido del deber y la disciplina para el civil que no la conoce, y que el ámbito apropiado es un cuartel y quien imparta las órdenes debe ser un militar.
Ante ese pensamiento primigenio, creo que es atinado contraponer el último párrafo del informe de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el fallo por uno de los homicidios cometidos por militares de carrera contra conscriptos en cuarteles paraguayos que fuera elevado a dicha corte, donde expresa textualmente: “Una Institución que socializa el machismo, la homofobia, la jerarquización vertical autoritaria, la obediencia acrítica, la sumisión, la intolerancia, la uniformidad, y la violencia como forma privilegiada de resolución de conflictos, no puede cuando menos, imponerse como obligatoria y seguir siendo solventada por una población llena de necesidades prioritarias insatisfechas.»
No hay mucho más que agregar, no?.
estoy de acuerdo con usted el ser
vicio militar es cosa del pasado