Hoy se cumplen 50 años de la Tragedia de los Andes, el vínculo de dos villeguenses con el lugar y ese hecho
El viernes 13 de Octubre de 1972 un avión uruguayo, que llevaba 45 pasajeros a Chile, de los cuales muchos eran estudiantes y jugadores de un equipo de rugby, se estrelló en la Cordillera de los Andes.
Doce murieron a causa de la caída, los sobrevivientes a esta tuvieron que soportar entre otras cosas a la temible Cordillera, treinta grados bajo cero durante las noches y al hambre.
Trataron de resistir con las escasas reservas alimenticias que poseían, esperando ser rescatados, pero su esperanza cayó al enterarse por una radio, que se había abandonado la búsqueda.
Finalmente hartos de las bajísimas temperaturas, los amenazadores aludes, angustiados por la continua muerte de sus compañeros y la lenta espera del rescate, dos muchachos deciden cruzar las inmensas montañas para así llegar a Chile.
De esta manera es como el 22 de diciembre de 1972, después de haber estado durante 72 días aislados de todo, el mundo se entera que dieciséis vencieron a la muerte en la Cordillera de los Andes.
Hoy, 13 de octubre de 2022 se cumplen exactamente 50 años y 10 que Daniel Amione (Pluma) y su hija Natacha llegaron al sitio en el que ocurrió esta tragedia movidos por un sentimiento interno que rara vez encuentra las palabras justas para describirlo, coinciden quienes han pasado por la misma experiencia que los villeguenses. Puede ser la necesidad de empatizar, ver con los propios ojos el escenario en que ocurrió ese, bien llamado, milagro de la humanidad, simple curiosidad, el espíritu aventurero, o simplemente una manera de comprobar cuan pequeños somos ante el poder imponente de la naturaleza.
«Pluma» contó a Distrito Interior, conmovido como cada vez que recrea la experiencia, que se introdujo a la lectura a partir del libro «Viven» que cuenta justamente la historia de los uruguayos; desde entonces lo ha adoptado como un hábito; de hecho y casualmente hoy se encuentra leyendo «Entre mi hijo y yo, la luna», de Carlos Páez Vilaró, padre de una de las víctimas de aquel vuelo, tal como lo muestra una de las imágenes interiores tomadas esta mañana en su retacería de Villegas. Fue precisamente con el libro «Viven» que se impuso una misión en aquella escalada. Lo plastificó y junto a él escribió su memoria respecto al vínculo con esa obra literaria y el apego a la lectura; lo dejó entre las cosas que se encuentran junto a ese «altar» o «santuario» y regresó conmovido (para siempre).
«cada vez que veo un documental pienso que debajo de esas piedras junto a la cruz está mi libro y no puedo evitar sentir una gran emoción», relató.
No es algo que Daniel comente a menudo, pero la significativa cantidad de años que hoy se cumplen hizo imposible que pase desapercibido este hecho, no solamente para él, sino para quienes estamos al rescate de la memoria de nuestra gente para ponerla a disposición de los lectores como un aporte más en la construcción permanente de la sociedad.
Daniel Amione, Nanán como lo llamaba mi hijo. Lo conozco desde siempre , hemos hablado muchas veces pero nunca salió este terrible tema. No sabía que había viajado hasta ese lugar. Siempre muy inquieto era chico , cuando tenia fiebre la madre lo queria tener en cama y él estaba subido al árbol de la vereda. Su inquietud y un profundo sentimiento lo llevaron a la montaña. Muy bueno.
Grande Juan, comprometido, colaborador y por sobre todo como en este caso, sin hacer ruido.
Felicitaciones a vos a tu hija.
Abrazo Horacio Elizalde
Agradezco a Distrito Interior recordar este hecho ocurrido hace 50 años. José de Mercedes (B).