Regional: denuncian «mercado negro» de las cirugías estéticas en el hospital público de Chacabuco
Los memoriosos cuentan que desde hace varios años el hospital municipal de Chacabuco se transformó en un centro de atención de la especialidad, cuando ese tipo de prácticas no están contempladas en la salud pública y menos aun cuando se hace uso de insumos e infraestructura estatal. El silencio de la corporación médica y de los funcionarios públicos abre un sinfín de interrogantes, comienza diciendo el informe de Semanario de Junín, el medio que destaca esta situación.
El Hospital municipal “Nuestra Señora del Carmen” de Chacabuco lleva adelante cirugías estéticas, cuando este tipo de prácticas no están permitidas en los centros de salud pública, salvo que sea un “hospital escuela” como en el caso del Hospital de Clínicas en CABA o como ocurre en algunas provincias y que apuntan a cirugías reparadoras en pacientes oncológicos o por lesiones en accidentes.
Pero en Chacabuco existe una verdadera competencia desleal y una desaprensión hacia la salud pública, ya que estas intervenciones quirúrgicas que se realizan por cuestiones estéticas tienen además un bajo costo y la explicación de esto se relaciona con que los cirujanos actuantes utilizarían los insumos y la infraestructura del Estado. A eso se suma un permanente silencio tanto de la corporación médica como de los funcionarios municipales, que con su proceder terminarían apañando esta cuestión.
Lo peor de esta situación -a todas luces irregular- es que, según los memoriosos, este turismo estético de cabotaje se lleva a cabo desde hace al menos una década sin que hasta el momento –pareciera- nadie lo haya advertido. Por eso es que los interrogantes afloran como la lava desde el interior de un volcán en erupción y se tornan en un probable escándalo de dimensiones.
En ese lapso de tiempo pasaron dos gestiones: la del abogado Rubén Golía, hoy concejal, y la del actual alcalde, Víctor Aiola, que también tiene a su cargo la gestión hospitalaria y además, es médico. SEMANARIO se hizo eco de esta situación a raíz de los comentarios de una mujer a la que le ofrecieron realizar una operación estética en el hospital “Del Carmen” y merced a la investigación periodística se pudo conocer otros casos en los cuales se llevaron a cabo operaciones en nariz, pómulos, senos y casi todas las otras especialidades estéticas.
Los costos de atención en el hospital municipal están por debajo de la mitad de los habituales del sector privado.
El hecho resulta de extrema gravedad ya que podría tratarse de un asociación ilícita, teniendo en cuenta la participación de los cirujanos a la hora de captar pacientes y la administración del hospital al momento de facilitar el quirófano y los insumos, aunque no queda claro si además en las cirugías se ocupa personal auxiliar del mismo hospital.
Si bien los especialistas del Derecho consideran que la asociación ilícita o delito en banda ha permitido que la figura sea utilizada en forma abusiva, no es menos cierto que la idea de tal figura implica que un grupo de personas establece un vínculo o asociación para cometer un acto al margen de la ley.
Estas acciones que acontecen en el hospital municipal de Chacabuco, utilizando términos del turismo, formarían parte de un “tour estético low cost”, o sea de bajo costo, lo cual viene generando tensión entre los profesionales en la zona, que no ven con buenos ojos que se deprecie el mercado a través, justamente, de una acción a todas luces ilícita, pero parece existir un pacto tácito que nadie se anima a quebrar.
Lo peor de esta situación -a todas luces irregular- es que, según los memoriosos, este turismo estético de cabotaje se lleva a cabo desde hace al menos una década.
De hecho, los costos de atención en el hospital municipal están por debajo de la mitad de los habituales del sector privado, ya que si una cirugía de nariz o pechos ronda entre 200 y 300 mil pesos en un centro asistencial privado, en el centro asistencial público del municipio vecino se puede abonar por el mismo tratamiento unos 100 mil pesos. Sin olvidar, claro está, que al usar el quirófano para estos casos se está privando de la posibilidad a otros pacientes lícitos que seguramente tienen mayor urgencia de atención y que si se usan insumos e infraestructura pública para un negocio particular se violentan los derechos de todos y se cometería un delito.
Las mismas fuentes advierten que entre tres y cinco médicos de la zona serían los que utilizan el quirófano y los insumos del “Nuestra Señora del Carmen”, cobran a sus pacientes los honorarios y luego llevan a cabo un reparto, médico y anestesista, en el que podría estar involucrada además la cooperadora hospitalaria. Del mismo modo los ofrecimientos para la atención en el hospital público, habrían sido realizados a afiliados del PAMI en la zona para llevar adelante por ejemplo, cirugías de achicamiento de pechos por diagnóstico de gigantomastia por lo cual se realiza una mamoplastía de reducción, con un costo de unos 200 mil pesos, teniendo en cuenta que dichas intervenciones, que por lo general no tienen cobertura, deben ser autorizadas por PAMI central y no intervienen las UGL locales, como en el caso de la 31 de Junín y la 38 de Chivilcoy a la que pertenece Chacabuco.
El silencio de la corporación médica y de los funcionarios públicos abre un sinfín de interrogantes
El abanico de interrogantes frente a este verdadero escándalo abre con: ¿Por qué en 10 años nadie dijo nada si era “vox pópuli” este proceder? ¿Hay funcionarios y personal municipal involucrado? ¿El Ministerio de Salud podía estar en conocimiento de la situación? ¿Alguien es responsable de la autorización? ¿Se llevaron a cabo registros respecto de estas intervenciones quirúrgicas? ¿Dónde están los controles? ¿Se registran retrasos en los turnos para cirugía convencional en Chacabuco?
Hace poco el secretario de Obras Públicas chacabuquense, Fabio Di Palma, abrió la oferta por la licitación de la construcción del ala materno infantil del hospital y la cotización de la empresa presentada fue de $158.357.646,68 pesos. En rigor, la última incógnita que planteamos (en forma irónica) es si ese monto se juntó -con al menos algo- de lo devenido por las cirugías estéticas en tantos años. Y aunque fuera así, tampoco habría atenuantes.