Reflexión del intendente Campana sobre el intento de homicidio contra Cristina Fernández
El intento de homicidio contra la Vicepresidente Cristina Kirchner, ocurrido anoche en las inmediaciones de su domicilio particular en el Barrio de Recoleta, en CABA; perpetrado por un agresor que afortunadamente no logra su cometido, merece el más enérgico repudio de la sociedad entera.
Que alguien gatille un arma a escasos centímetros de la cabeza de un funcionario de tamaña envergadura, no tiene precedente en nuestro país luego de haber alcanzado la vida en democracia desde 1983. Debemos obligadamente preguntarnos, qué motivó al agresor a cometer semejante acto de violencia, si se trata de un acto individual aislado o si fue organizado.
Repasando los hechos trascendentes de estas últimas semanas, se destaca el juicio por corrupción a la Vicepresidente Cristina Kirchner; quien espera la condena luego de un juicio oral y público sin antecedentes en nuestro país, en el que dos fiscales pidieron 12 años de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos, acusada por administración fraudulenta y asociación ilícita junto a su difunto marido, el expresidente Néstor Kirchner (ambos presidieron la Nación entre 2003-2015).
Ante un suceso semejante las voces, mensajes y discursos controvertidos se hacen presentes cada vez más subidos de tono, profundizando las divisiones partidarias que caracterizaron a estas últimas décadas. Parece que los argentinos hemos hecho de esto una forma de vida, que sin duda genera odio y violencia. Nos parece que podemos imponer nuestras ideas por la fuerza sin medir las consecuencias. Perdimos el respeto mutuo y por nuestras instituciones, las que nos representan, las que nos ordenan; particularmente el respeto a la división de poderes, base organizativa republicana que permite el equilibrio democrático de nuestra querida Nación Argentina.
Cabe considerar algunas reflexiones, por un lado la improvisación y falta de profesionalismo del servicio para custodiar a la Vicepresidente, por otro lado el rol de los militantes sin control, motivado por la falta de coordinación de las fuerzas de seguridad. El presidente Alberto Fernández tiene razón en expresar su repudio, pero deja de lado la prudencia cuando decreta de manera abrupta un feriado nacional y llama a la sociedad a movilizarse, hablando de odio y violencia de la oposición.
Este flagrante delito debe ser investigado profundamente y condenado rápidamente con todo el peso de la ley por el bien de nuestro futuro.
Dudas ?? Livianito mesurado , pero el teatro sigue armado
Todos sabemos que Ud siente asquito por la abogada exitosa de Tolosa.El gran problema del país es precisamente esto: (los dirigentes dicen lo que les conviene aunque piensen totalmente distinto)