Un «extravío» que invita a pensar
Esta parejita de caniches, le faltó a la familia con la que conviven desde hace seis años, el sábado alrededor de las 15 horas, cuando, según un testigo, dos jóvenes los levantaron de la vereda en inmediaciones de Pringles y Brown. Desde entonces, todo fue angustia, búsqueda y finalmente reflexión.
A través de los medios se pidió y ofreció una importante recompensa por ellos, además de buscarlos desesperadamente por cuanto lugar se suponía podían haber sido vistos, hasta que finalmente, ayer por la tarde, cuando caía el día, alguien, escuchó una conversación que le permitió, sabiendo y conociendo de cerca la situación, deducir que se trataba de estos animales; así fue como pudieron dar con ellos en una vivienda del barrio El Ciclón, logrando que los dos, el macho y la hembra, operada, volvieran a «su casa». «… son como nuestros hijos, su desaparición nos angustió profundamente y su aparición, de la emoción que nos causó, dejó casi sin respiración …». Sin exagerar, así describió el matrimonio la situación que les tocó vivir en estos días.
Afortunadamente se encontraban en buen estado y los habían mantenido juntos.
Según la versión «oficial» habían sido adquiridos en buena ley a muy bajo precio.
Un llamado de atención
Este hecho no resulta aislado en nuestra ciudad. La moda de los perros de raza ha generado consigo otras particularidades que hoy son motivo de análisis. El poseer uno de estos animales, los convierte para algunas personas, más allá de ser una compañía o un gusto, en un elemento de culto, que por momentos parece, aunque suene un poco disparatado una cuestión de status. Esa pretensión no siempre está a la altura de la realidad económica de quien los pretende, lo que no significa, que el adquirir a bajo precio o peor aún, «encontrarlos por ahí», sea solamente potestad de las clases bajas; es decir, pasa por una cuestión de sentido común. No habiendo quien los compre a sumas llamativamente bajas, tampoco habrá quienes se esmerarán por robarlos.
El otro aspecto está dado en lo que generan en cuestión de sentimientos; la humanización de estas mascotas, ha hecho que ante una situación como la descripta anteriormente, no se ponga en duda ofrecer abultadas cifras de dinero con la única pretensión de que aparezcan o aporten datos que conduzcan hasta ellos. Así es como también existen los/las «cazafortunas» a partir de un extravío.
En definitiva, tratándose de algo comercial que se mezcla profundamente con lo sentimental, lo convierte en una sensible cuestión de oferta y demanda, por lo que, ante el aumento de esta práctica y sus derivados, ya es tiempo de pensar que los tiempos que corren también traen estas particularidades. En cuestión de perros, como en este caso, unos compran, otros venden y otros los roban o encuentran, y así sucesivamente; por eso es cada vez más común y necesario hablar claramente del tema para no seguir fomentando entre nosotros otra manera de delinquir, abusar o aprovecharse de la situación. Quizá todavía estemos a tiempo.
HAN ENCONTRADO UN NUEVO NEGOCIO, ROBAR Y VENDER PERROS.Debemos cuidarlos como lo que son, nuestros hijos.No se peuede salir sin correa. No se deben djar expuestos en nuestra propia casa. Es lamentable, pero es así.
VILLEGAS YA NO ES EL DE ANTES, HAY MUCHA GENTE CON MALOS HABITOS, QUE ESPERAN PARA CAMBIARLO????