Con un reclamo, Juntos General Pinto planteo una duda: ¿El Estado debe seguir cuidando a la gente del Covid o ya lo puede hacer cada ciudadano por su cuenta?
Luego del anuncio de la realización de los Carnavales 2022 por parte d ela comisión organizadora que cuenta con el apoyo de la Municipalidad y la contratación de números centrales como Sabroso, Vilma Palma e Vampiros y Kapanga, entre otros, desde la oposición pintense que cuenta con cinco bancas en el Concejo Deliberante efectuaron una publicación en las redes planteando que el Estado Municipal debe hacerse cargo del cuidado de la gente que concurrirá a los carnavales.
» … suponemos y esperamos que las autoridades ya tienen previsto el operativo de seguridad para nuestro pueblo, sabiendo que asistirá mucha gente de otras localidades por el tipo de bandas musicales que se han contratado. Esperamos el cuidado de los vecinos de nuestro pueblo, ante todo», exigen y se preguntan.
Apenas vio la luz este texto los comentarios no se hicieron esperar en un principio las muestras de congratulación y en cierto modo de reproche por lo publicado, equilibraban la balanza.
Lo cierto es que a esta altura, luego de dos años de pandemia, con una considerable baja en los casos, exactamente proporcional a la cantidad de vacunas aplicadas y con lo vivido y padecido, ¿es el Estado, en este caso el municipal, el que tiene que cumplir la función de Policía con los ciudadanos o éstos, se debe dar por hecho, saben cómo deben cuidarse?.
El Carnaval es la fiesta más popular que existe actualmente, no solamente porque permite igualar clases en un mismo ámbito con único fin y más aún cuando luego de una pandemia con atroces consecuencias, como fueron las pérdidas personales irreparables por la muerte de seres queridos o por los efectos negativos en lo económico, muchos vecinos tendrán estas propuestas como única alternativa de escaparle al sometimiento que significó (y significa) el Covid-19.
Suele perderse el Norte en ese aspecto cuando la posición en la que se está es ajena a esas realidades, más aún cuando el lugar que se ocupa se logró habiendo solicitado el voto a quien hoy más necesita un poco de distracción.
La omisión es un pecado capital (aunque no aparezca en las escrituras santas).
Se necesita responsabilidad y sensibilidad cuando se asume un cargo, rentado o no. Es verdad que el Estado Municipal debe proporcionar herramientas para informar a los concurrentes que están vigentes las medidas de seguridad preventivas ante el virus, pero también que es necesario no frenar la rueda cuando existe una mínima posibilidad de ponerla a girar.
El Carnaval es mucho más que lo que en sí representa. Es la oportunidad de dar a conocer un distrito o en este caso una ciudad que tiene mucho para dar, es una forma de fomentar el mini turismo, incluso, demostrar cuán hospitalaria es su gente, rasgo que distingue a los pintenses (nativos o por adopción).
El Carnaval 2022 está en marcha y es verdad que mucha gente concurrirá atraída por los espectáculos contratados y la gratuidad para poder disfrutarlos, como lo es que el aluvión de público será importante y sin responsabilidad puede generar en el futuro inmediato algunos inconvenientes sanitarios pero ¿qué hacer?, ¿volver al encierro, desertizar la ciudad en favor del miedo o, por el contrario, fortalecer el espíritu y desplegar toda la logística existente para estar nuevamente en movimiento?.
Nobleza obliga destacar que en ningún momento el mensaje de Juntos es suspender el Carnaval, pero tampoco sugiere o adhiere desde su lugar a instar a que la gente se cuide, claramente «el problema es del otro», cuando en una muestra de madurez política podría haber optado por ser parte de la solución. Sin embargo, su planteo invita al debate aunque en algún punto demuestren que no creen en la gente.
¿El Estado debe seguir cuidando a la gente del Covid o ya lo puede hacer cada ciudadano por su cuenta?.
Usted saque sus propias conclusiones.