Esos inoportunos perritos
Su presencia en las calles es, desde hace mucho tiempo, tema de debate. En las últimas semana parece haber aumentado el número ya que se los puede observar durante el día y la noche, muchas veces provocando situaciones incómodas y hasta de riesgo para los transeúntes y ellos mismos.
Las fotos superiores muestran a uno de los perros que estuvieron presentes durante el acto por el Día de los Derechos de Niños y Adolescentes celebrado en la Plaza Principal. Su presencia se notó mientras las alumnas de la profesora Lorena Arozarena de Emilio V. Bunge realizaban las coreografías. En ese momento en que se mezclo con las jóvenes sin atacarlas, todo lo contrario; fue llamado por uno de los funcionarios de la actual gestión municipal que se encontraba en el lugar. Mientras esto sucedía, un compañero del animalito en cuestión, se llevaba de arriba de una mesa una porción de torta que sería servida más tarde.
Las fotos inferiores en cambio, corresponden al Parque Municipal, otro de los espacios públicos donde es frecuente verlos.
Éstas corresponden al pasado domingo 22 de Septiembre, oportunidad en que el programa «A vivir» de radio Continental transmitía desde nuestra ciudad. Mientras eso sucedía, primero una camioneta con un perro en su caja que paseaba por las inmediaciones, fue custodiado ruidosamente por la jauría hasta que se alejó. A los pocos minutos, los mismos, aproximadamente seis o siete perros, que según manifestaron los colaboradores, viven en el lugar, hicieron lo propio con otro par que acompañaba a un vecino que circulaba caminando como parte de su rutina diaria. A pesar del esfuerzo por calmarlos, solo pudo ser cuando el «intruso» se alejó junto a su amo. Devolviendo la necesaria armonía que el lugar requería ante tan importante visita.
Las situaciones descriptas, que se multiplican por decenas en toda la ciudad, han sido advertidas con anterioridad y se implementaron para contrarrestarlas distintas acciones desde lo privado y lo público, pero está claro que además de ser una cuestión de tiempo, lo es de concientización.
No alcanzan los esfuerzos, que quizá no sean tantos, para controlar la población de perros si no se hace de su tenencia un acto responsable individualmente.
A lo simpática o antipática que resulte su presencia en nuestras calles, ya son una realidad que merece la misma atención y ocupación que cualquier otro problema que tiende a descontrolarse.