Recuperado de coronavirus luego de una difícil internación, Luis Alvarez contó la experiencia
Se encuentra recuperándose en su casa, a la espera de superar por completo la enfermedad, que deja secuelas emocionales más que físicas (respiratorias, en algunos casos.
El sábado por la mañana mantuvo un diálogo con Fernando Cisarello en el programa Las Cosas por el Aire en el que contó su experiencia luego de una difícil internación en la que por algunos días debió recibir atención en la Unidad de Terapia Intensiva.
Su testimonio dista del de Gabriel Inacio, el primer caso positivo de Covid-19 en General Pinto que se encuentra aislado en su domicilio sin complicaciones. Claramente la enfermedad tiene diferentes comportamientos según el afectado/a. A partir de ello resulta sumamente importante conocer estos testimonios que sí tienen una coincidencia: la importancia de la consulta temprana e inmediata ante la aparición del mínimo síntoma.
«Desde mi experiencia lo que te puedo decir es que la pasé mal; veo que a algunos pacientes pierden el gusto, el olfato, los hisopan y con 10 días de aislamiento se van a la casa y no pasa nada. A mi me agarró realmente muy fuerte; estuve dos días internado en terapia y luego siete u ochos días en una habitación común pero con oxígeno. No me entraba aire por ningún lado, no podía respirar. La verdad que no se lo deseo a nadie».
«Tuve una neumonía muy fuerte, hubo un momento que no dormía, fueron tres o cuatro días sin dormir por la misma desesperación, la misma angustia de no saber si te vas a curar, si vas a seguir o no; era muy angustiante».
«En realidad a la enfermedad la pasas solo porque aunque vayan las enfermeras a ponerte los medicamentos, no tenes contacto con nadie porque estás encerrado solo por el contagio y más cuando te ataca como me atacó a mi. La verdad no podía respirar».
La pregunta común es cómo se contagió, pero como le sucede a la gran mayoría, no sabe. Su trabajo, es vendedor de un frigorífico, hace que de su casa salga a las 9 de la mañana, regrese a las 11 y por la tarde retome la actividad a las 17 para regresar a las 19, si bien eso lo mantiene en contacto con mucha gente, nadie del rubro en el que se mueve ha presentado síntomas o directamente Covid hasta el momento. Tampoco ha mantenido desde el inicio de la cuarentena reuniones o encuentros con amigos o familiares; por lo tanto en nexo, es incierto.
La gravedad de su cuadro durante la estadía en el hospital no tuvo que ver con ningún antecedente respiratorio o de otro tipo. Tiene 55 años y su última internación había sido a sus 15 años por una intoxicación con ciruelas verdes un mes de enero a las 14 hs.
Los estudios de rutina nunca le indicaron algún problema de salud. hace actividad física de lunes a sábado, tampoco fuma, ni toma alcohol. Aún así en él el Covid fue grave.
Tan grave, relató, que estando en la habitación del hospital, le costaba llegar desde la cama al baño; si no tenia colocado el oxígeno no llegaba. «Tenía todo controlado, para bañarme sabía que tenía un minuto y medio sin oxígeno. me colocaba shampoo, crema de enjuague, todo junto para ahorrar tiempo».
La situación en general le provocó una gran angustia que le quitaba el sueño, hasta que un día su cabeza le hizo un clic, tal vez por el suministro de algún ansiolítico, pero desde entonces su cuadro comenzó mejorar; tanto que comenzó a descansar y hasta podía por momentos retirarse el oxígeno para testear su capacidad respiratoria.
Lo relatado hasta el momento, luego continuaría dando precisiones de su experiencia, hizo que reconociera a todo el capital humano del hospital al que puntuó con un 1.000.
Volvió sobre el aspecto que a la enfermedad se la atraviesa solo, dado que no ingresa prácticamente nadie a la habitación, salvo las enfermeras y el personal de limpieza que desinfecta el lugar, con menor frecuencia el médico; esa mínima compañía cobra un valor que de no ser por vivencias como estas no se las tiene en cuenta. «Las enfermeras están para ir a pelear a Vietnam con una gomera y ojotas», bromeó.
La calidad humana de todo el personal me sorprendió, resaltó.
Por estos días, quizá los últimos antes de retomar su vida con normalidad, «Luisa» (como se lo conoce por su apodo), contó que aún camina y se fatiga. » La sensación es similar a la de sumergirse en la pileta cuando sos chico que haces uno o dos largos y cuando no das más sacas la cabeza del agua y un chistoso, que siempre los hay, vuelve a sumergirte; esa es la sensación por la falta de aire. Es tanta la desesperación que pensas que te vas a morir, no te entra aire por ningún lado. Ese fue mi caso», graficó.
Los primeros síntomas que luego serían atribuidos al Covid-19 le aparecieron una noche en que cenaron cordero. En la madrugada tuvo fiebre y vómitos, creyendo que habrían sido consecuencia de la comida ya que en otras oportunidades había tenido esas descompensaciones por haber abusado de la comida de noche. Pero con el correr del tiempo apareció la tos, la pérdida de olfato y gusto, pero aún así negaba que fuera el virus y aguardaba que los síntomas desaparecieran, como siempre.
Ante la persistencia de éstos, consultó a su medico particular que le indicó realizarse los estudios que le darían un panorama respiratorio adverso. A partir de allí dieron aviso al hospital lo hisoparon y estando internado, a las 48 recibió la noticia de que era positivo a coronavirus.
El domingo 27 de septiembre le realizaron el hisopado luego del alta, el resultado, negativo, lo obtuvo el jueves 1; aún así desde que salió del hospital se encuentra en su casa sin salir. En este tiempo perdió 12 kilos, por lo que se encuentra recuperándose junto a su familia que permaneció aislada. «Cuando me sienta bien saldré», aseguró.