Desesperado pedido de una mujer, necesita que el Estado intervenga ante la delicada situación de una de sus hermanas (VIDEO)
Ana Gonzalez, vive en en la calle Matheu, casa N° 89 de General Villegas, junto a sus hijos de 3 y 9 años y sus dos hermanas, Susana Beatríz, conocida como «Bety» (54) y María Ester (34).
Es ella quien desde hace tres años, en su regreso a la ciudad se hizo cargo por completo de la situación. Su madre falleció hace ese mismo tiempo y su padre se encuentra radicado en Neuquén, afectado por una grave enfermedad.
Las dos hermanas de Ana padecen de esquizofrenia, pero una de ellas, María, ha tenido un significativo deterioro en su salud, protagonizando con mayor frecuencia el último tiempo, crisis que ponen en riesgo a toda su familia. Anoche fue la última, por la que intervino el SAME trasladándola al hospital donde permanecerá por unas horas hasta este domingo en que será devuelta a su domicilio, para, lamentablemente, volver a pasar por lo mismo, con el agravante que los episodios son cada vez más violentos e impredecibles.
La exposición del problema en los medios, Distrito Interior en este caso al que acudió para hacer visible su problema como último recurso, llega cuando el tiempo se agota y no queda más nada pro hacer ante la falta de una respuesta y acción concretas.
La mujer aclaró en la entrevista que no está pidiendo nada más allá de la intervención del Estado para internar a su hermana o lograr para ella una asistencia más efectiva, ya que cada vez se encuentra más agresiva, reaccionando físicamente, a pesar de sus limitaciones, en contra de los integrantes de la familia.
Actualmente Ana, sostén de la familia, se arregla con una pensión de «Bety» (María no cuenta con ningún beneficio de ese tipo) que destina a la casa, la asignación por sus hijos y la ayuda del municipio que la asiste con alimentos, el pan principalmente; ella a su vez fabrica rosquitas que vende en la medida de las posibilidades y artículos de limpieza sueltos; «pero no alcanza, aunque lo económico es lo de menos en este caso», destaca.
Anoche previo al episodio ocurrido en la casa, Ana había salido hasta el almacén a realizar unas compras, al regresar se encontró con el cuadro en el que debió intervenir. Esas situaciones son las que le impiden continuar con la vida que llevaban todos en el hogar en perjuicio del sostén económico, ademas del emocional que por cierto no es el óptimo.
«Yo tengo dos hijos, tengo medio de perderlos, porque por momentos toda la atención es para mis hermanas, a las que amo, si no no estaría acá, ya me hubiera ido, en el hospital la llevan, la inyectan, le aumentan la dosis y al otro día vuelve a ser la misma. Necesito que me ayuden, no puedo más. Hay momentos en los que me encuentro al límite. Por favor, necesito que hagan algo». Etas son algunas de las palabras desesperadas de Ana que no puede ocultar su agotamiento y temor.
En la nota se aprecia con absoluta claridad lo delicado y grave de la situación que al estar tomando estado público ya no hay razones para que quienes tienen la potestad de intervenir, lo hagan de manera urgente, efectiva y sin más tiempo que perder.