INOCENTE: 10 meses de agonía (nota enviada desde Gral Pinto)
No se si lo recuerden, pero hace alrededor de diez meses atrás, en un medio local, salió el siguiente titular: “Tras dos allanamientos lograron esclarecer un robo de combustible”. A simple vista, si uno lee este título
periodístico, seguramente cree que el robo existió y que rápidamente fue resuelto, pero LA VERDAD ES QUE ESTO NO FUE ASÍ.
Lo preciso y verdadero de este caso, es que hace diez meses atrás, la Justicia con sus fuerzas policiales allanaron la casa y el campo donde trabaja Emiliano Gómez, incautaron una camioneta y varios bidones de gasoil (que habitualmente se encuentran en cualquier chacra), lo imputaron haciéndolo responsable del hecho, e inmediatamente después emitieron un comunicado a la prensa con fotografías, banners y mucho
marketing publicitario, que en localidades pequeñas como la nuestra, se viralizó en muy poco tiempo.
La repercusión de esta noticia afectó terriblemente a Emiliano y a su entorno familiar, tanto en lo psicológico como en lo moral y lo social, por cómo lo “ensuciaron” públicamente; pero su mayor preocupación era el hecho de no saber qué pasaría con su vida. No podía entender lo que estaba sucediendo, y menos aún porqué había sido señalado e involucrado por miembros de la policía local como el autor del robo.
Lo concreto fue que desde ese momento Emiliano tuvo que contratar los servicios del Dr. Giacomelli, abogado penalista de Lincoln, con los costos financieros que esto conlleva. Y a partir de allí estuvo a entera disposición de la Justicia; y más allá de la impotencia que sentía al verse envuelto en el entramado de una causa penal en su contra (primera y única en su vida), pudo demostrar a través de la profesionalidad Dr. Giacomelli, que todas las acusaciones que recayeron sobre él fueron falsas y malintencionadas.
Durante estos diez meses, el sistema penal no pudo lograr una sola prueba que lo inculpara, por esa razón fue desvinculado de la causa.
Ahora bien, un caso así, donde una persona demuestra ante la Justicia que fue acusado injustamente y desprestigiado públicamente, genera varios interrogantes acerca de nuestro sistema judicial y sus fuerzas de seguridad, más en una comunidad pequeña donde todos nos conocemos; pero en especial queda de manifiesto la violencia institucional que suelen ejercer quienes ostentan el poder.
Este es un claro caso de violencia institucional; Emiliano era y es inocente, pero eso no importaba, lo importante era incriminar a alguien lo más rápido posible; lo importante era publicar en los medios un comunicado donde se mostrara que la policía hace, investiga y resuelve; lo importante era exponer en una foto todo lo incautado (aunque casi todo lo que se llevaron no era de su pertenencia).
¿Qué importaba si a partir de allí Emiliano quedaba marcado como un ladrón para la comunidad?
¿Qué importaba que desde ese momento tuviera problemas con la Justicia?
¿Qué importaba que un simple “changarín” (como algún medio lo mencionó) fuera preso? Porque no olvidemos que el lenguaje estigmatiza y condena más que cualquier hecho.
¿Qué importaba el daño psicológico sufrido por él y su familia?
Finalmente hoy, después de diez meses y de una larga investigación, ustedes conocen la verdadera historia.
En síntesis, el “robo de combustible” (si es que existió) nunca se esclareció. Y Emiliano Gómez SIEMPRE FUE INOCENTE.
Agradecemos públicamente a los que siempre confiaron en Emiliano y al Dr. Giacomelli que pudo demostrar ante la Justicia la inocencia de Emiliano.