Como «horneros» construyen su casa totalmente de barro en Trenque Lauquen
Desde hace 17 años Trenque Lauquen cuenta en su sector noroeste con una prolongación como nuevo arraigo poblacional denominada Ampliación Urbana, la que ha crecido exponencialmente, tanto que según algunos cálculos ya residen más de 2500 personas. Y añade ahora un original componente, como la construcción de un par de casas de barro, bajo el paraguas denominado “bio construcción sustentable”, publica Data Trenque.
El novedoso proyecto, a la manera de “modernos horneros”, tiene como protagonistas a la pareja de Matías Maiza y Victoria Domínguez que lo impulsan decididamente, constituidos en APUS, un término que viene de la cultura andina, que se define como “guardianes de la montaña”, una suerte de espíritus protectores que habitan en ellas.
Maiza adquirió esa experiencia ancestral durante los años que vivió en Belén y Londres, ambas en la provincia de Catamarca, ubicadas al costado de la mítica ruta 40, la más extensa de Argentina. Es la que serpentea la Cordillera de Los Antes, de sur a norte en una extensión de poco más de 5 mil kilómetros. Londres, luce como valioso antecedente ser además la primera población fundada por los españoles en estas tierras.
Allí Matías aprendió la técnica constructiva del lugar, y junto a Victoria, que ya cuentan con la experiencia de otras obras realizadas, ahora la reactivan en la Ampliación Urbana. Ya levantaron una para un familiar y actualmente avanzan hacia la casa propia, en la calle Frank, casi Jauretche.
Los anima otro propósito que va más allá de lo personal: que ésta técnica se difunda, persuadidos de las bondades del sistema, y dispuestos a transmitir a otros vecinos sus conocimientos acerca del mismo.
Según le explican a DataTrenque, consiste en ir armando los ladrillos de barro crudo en un molde, que luego adquiere su consistencia para aplicarlo a la construcción, mediante el sólo secado al sol durante unos quince días, a diferencia del ladrillo que se utiliza habitualmente en las edificaciones, con otros materiales y secado en un horno a elevadas temperaturas.
Cultura ancestral
Como si el tiempo no hubiera transcurrido, lo que ahora aportan Matías y Victoria es remitirnos a nuestras culturas más lejanas, no sólo las indigenistas, sino a la de aquellos gauchos que poblaron especialmente el suelo pampeano, que hicieron del rancho de adobe, una mezcla de barro, paja y algún otro elemento, la arquitectura tradicional de ese escenario rural, exaltado maravillosamente en la narración de la literatura gauchesca, como en su pintura y su música.
La vivienda, ya en un avanzado desarrollo de construcción en el sector mencionado de la Ampliación Urbana, abarca una superficie de unos 40 metros cuadrados cubiertos, repartidos en una cocina comedor, habitación y baño, la que además suma otros materiales naturales como el techo de madera, recubierto de un plástico para evitar las filtraciones de lluvia, y sobre ella, tierra y pasto, que nuestros entrevistados definen como una “gran maceta”, ya que el lugar es propicio hasta para el cultivo de una huerta, y otras vinculadas a la jardinería.
En otra de sus características, contempla una estufa de inercia térmica alimentada a fuego de leña, que permite calefaccionarla durante la temporada invernal, mientras que, en el verano, solo basta con un ventilador para contar con una adecuada circulación de aire envolvente, ya que una de las ventajas del barro sobre las edificaciones tradicionales de ladrillos o blocks, es que no encierran calor, y se preservan frescas.
Este tipo de viviendas, genera, por otra parte, al utilizar sólo materiales naturales, un ahorro económico significativo. Esto es porque al no emplear los constitutivos de una obra tradicional, como arena, cemento, cal, acero, y otros, el presupuesto es infinitamente menor, calculado si se maneja mediante autoconstrucción en un 50% inferior, y entre un 20 y 30%, si no lo es por cuenta propia.
Una original experiencia conectada con la naturaleza que bien podría reproducir el canto de José Larralde: “si trabajé cual hornero, para levantar mi nido / es un deber que he cumplido, puedo decirlo orgulloso / y hoy de esa dicha gozo”.